DOLOR CRÓNICO IV: Frente a la epidemia, voltear a ver y arreglar la casa
- Javier Cruz
- hace 3 días
- 10 Min. de lectura
En octubre de 2022, en diferentes fechas, 4 Vientos publicó cuatro trabajos periodísticos donde rememora el estado que guarda México en la vanguardia científica que busca enfrentar, con propuestas 100 por ciento nativas, la pandemia mundial del DOLOR CRÓNICO. A partir del lunes 31 de marzo de 2025, y en respuesta a una petición específica, republicamos aquella investigación serial. Esta es la cuarta y última parte del reportaje.

Quienes sufren en cuerpo y mente la pandemia del dolor crónico, que en México padece una cuarta parte de su población, no dudarían en vender su alma al diablo, o pagar grandes fortunas, a cambio de sentir un poco de alivio.
Javier Cruz / 4 Vientos
Ensenada, B.C. México, viernes 14 de octubre 2022.- Ese anhelo a contar con medicamentos adecuados y a costos accesibles, es alcanzable si ocho científicos mexicanos tienen éxito en los laboratorios donde actualmente trabajan de manera esforzada para extraen sustancias poderosamente analgésicas.
En el caso de Baja California, la investigación se enfoca en un caracol que vive en el Mar de Cortés y en un escorpión endémico del norte de la península.
Y quienes trabajan con caracoles marinos en los Estados Unidos ya tienen un caso de éxito. A partir del veneno contenido en moléculas de un molusco conocido como Conos Magus, se obtuvo un compuesto que dio origen a un fármaco: el Ziconotide, diez veces más potente que la morfina.
“Ese medicamento es, hasta el día de hoy, el único que quita totalmente el dolor crónico, sobretodo el neuropático, sin el desarrollo de la adicción o dependencia que genera la droga opiácea”
La información es de la doctora Nadia Lizeth Caram Salas, investigadora adscrita al Departamento de Innovación Biomédica del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).
Este tipo de caracoles, explicó la especialista que en Latinoamérica es la única que trabaja con el veneno de moluscos prosobranquios, ofrecen un ejemplo de triunfo terapéutico con el desarrollo del Ziconotide, fármaco aprobado en 2004 por la FDA, agencia gubernamental de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos y medicamentos humanos y veterinarios.
Ella forma parte del grupo de ocho científicos mexicanos que por años trabaja en la creación de una alternativa médica nacional que ayude a elaborar fármacos de alta eficiencia, de bajo costo y accesibles a la población económicamente más vulnerable.
¿Qué impide a estos científicos lograr sus metas en menos tiempo? La repuesta es demoledora: el frustrante y habitual abandono presupuestal en que se desempeña la ciencia y la tecnología del país.

LA PARADOJA ENTRE GOBIERNO Y CIENCIA
En septiembre de 2021, una noticia generó esperanza a las víctimas de dolor crónico, enfermedad que en México sufren entre 27 y 32 millones de personas.
El doctor Juan Carlos Torres, algólogo intervencionista de la Clínica del Dolor del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del ISSSTE, informó a través de periódicos nacionales que, “como parte de las medidas para reducir el dolor crónico e incapacitante”, el sector Salud adoptaría el uso de “una nueva tecnología”, denominada “Bomba de Infusión Intratecal”, con la cual se podían “aplicar fármacos directamente a los nervios que transmiten esta sensación”.
Omitió el funcionario un dato determinante.
El costo de aplicación de esa tecnología en México, que basa su efectividad en el uso de Ziconotide, asciende por lo menos a medio millón de pesos; es decir, está fuera del alcance de los enfermos de clase media y baja, quienes conforman la inmensa mayoría de los pacientes que atiende el sistema nacional de Salud.
Peor aún. Lizeth Caram, quien es doctora en Farmacología y Terapéutica Experimental por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, alertó sobre el alto riesgo que implica para el paciente someterse a la costosa operación.
La “bomba de Infusión Intratecal”, explicó la científica, se coloca en la médula espinal haciendo una incisión permanente de siete centímetros “por lo que aumenta el riesgo de infección del receptor”.
¿No existe otro modo de suministrar el fármaco a un paciente? ¿Necesariamente se tienen que hacer un corte en la médula espinal para bombear el medicamento a los nervios que transmiten la sensación de dolor?
El problema, explicó la doctora, es que se trata de un compuesto químico que no puede cruzar la barrera hematoencefálica, que es un sistema de protección contra la entrada de sustancias extrañas formada por células especiales (endoteliales) que recubren los capilares del cerebro, por lo que sirve para controlar y restringir el paso de sustancias tóxicas que entran en la circulación sanguínea y el fluido cerebral.
Por ello, el medicamento se debe administrar con una bomba intratecal (de infusión), procedimiento que demanda cirugía altamente invasiva y costosa, cuidados especializados postoperatorios y personal altamente calificado.
En suma: un procedimiento carísimo porque requiere comprar la nada barata bomba, pagar la cirugía, los honorarios de los especialistas y los cuidados al paciente que son necesarios para disminuir el riesgo de que éste adquiera una infección.
Actualmente sólo existe un centro hospitalario en México, que se ubica en Monterrey, Nuevo León, con capacidad para poner la bomba de infusión y el catéter que permite administrar Ziconotide de manera segura y programada.
Subrayó la experta:
“Estamos hablando de algo que puede costar medio millón de pesos y que no sería costeable para el sistema público de salud, y menos para el paciente común y pobre de nuestro país”.
Juan Carlos Torres, especialista en dolor y funcionario del Sistema Nacional de Salud, en su declaración a la prensa nada dijo sobre los ocho científicos mexicanos -entre ellos la doctora Caram- que han dedicado muchos años al trabajo científico, de campo y laboratorio para dar a México la posibilidad de elaborar fármacos nacionales de alta eficiencia, económicos y sin daños secundarios que destrozan la calidad de vida de los pacientes.
Y lo hacen motivados por el compromiso ético, profesional y social que tienen con la nación.

¡HUELUM! LA CIENCIA Y LA CONCIENCIA SOCIAL
El doctor Vinicio Granados Soto, investigador del Laboratorio de Neurobiología del Dolor que administra el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), es reconocido por sus colegas como el más fuerte y experimentado investigador molecular del dolor en el país.
Granados es fuente de inspiración para una generación de neurobiólogos moleculares mexicanos que trabajan en los sistemas nerviosos periféricos y centrales, los cuales regulan la transmisión de información dolorosa.
El Cinvestav, su Alma Mater, destaca tres hallazgos relevantes logrados por su notorio egresado:
1) El dolor en los diabéticos se genera por la producción de metilglioxal, un compuesto muy reactivo y subproducto de la glucólisis que a su vez activa la respuesta integrada al estrés del enfermo.
2) El receptor GABAA a5, un importante neurotransmisor inhibidor del sistema nervioso central, puede ser un blanco para desarrollar analgésicos más efectivos en mujeres.
3) Los virus, aparte de la infección, producen dolor mediante la producción de interferón tipo 1, un subgrupo de proteínas que ayudan a regular la actividad del sistema inmunológico.
Con esa información, el grupo de trabajo que dirige el director del Laboratorio de Neurobiología del Dolor del Cinvestav, desarrolló dos modelos de dolor relacionados con la prediabetes y la diabetes, los cuales son útiles para entender el malestar de origen diabético.
El equipo de científicos mexicanos altamente calificados de igual forma estudia, en diferentes modelos de dolor experimental -inflamatorio, neuropático y disfuncional-, los mecanismos que conducen a la hiperalgesia, condición en la que una persona desarrolla una mayor sensibilidad al dolor; y a la alodinia, que es la percepción anormal del dolor que nace de un estímulo mecánico o térmico que habitualmente es indoloro.
Granados Soto, como suele pasarle a científicos comprometidos con el estudio esencial enfocado en el bienestar de la población, está en espera de recursos públicos que lo ayuden a progresar en la obtención de un fármaco de vanguardia, de origen mexicano, que pueda estar en las farmacias del país dentro de una o dos décadas.

DULCES FRUTOS
“El doctor (Granados), quien es mi mentor, ha formado a varios estudiantes. Algunos salieron de México, otros nos quedamos porque no desistimos en nuestro objetivo: aumentar la forma de investigar y ver el dolor en nuestro país”, comentó Nadia Caram, que realiza su investigación en el Departamento de Innovación Biomédica del CICESE.
Ella, junto con el doctor Alexei Licea Navarro, investigador del mismo departamento y ex director de la División de Biología Experimental y Aplicada del CICESE, se asociaron en 2018 para evaluar farmacológicamente dos caracoles marinos.
Meses después, dirigió su atención a un péptido (moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos) derivado del caracol marino Californiconus, especie que vive en las costas de California y Baja California caracterizado por originar sustancias que paralizan a sus presas.
El intenso trabajo rindió fruto en el Laboratorio de Desarrollo y Evaluación Preclínica de Sustancias Bioactivas del Cicese, a cargo de la doctora Caram.
Su grupo de investigación “obtuvo una omega conotoxina con alto grado de selectividad y especificidad a canales y receptores involucrados en la señalización y transmisión del dolor, lo que representa una oportunidad para el desarrollo de nuevos fármacos con efectos menos adversos a la salud humana”.
Resaltó la trascendencia del hallazgo al comentar que el estudio y desarrollo de analgésicos a partir de los péptidos que conforman el veneno de caracoles cónidos, se incrementaron en los últimos años debido a su alta selectividad y especificidad.
De ahí surgió el éxito terapéutico del fármaco Ziconotide, de gran eficacia para eliminar el dolor crónico sin generar adicción o dependencia en los pacientes.

MÉXICO TIENE EL REMEDIO EN CASA
A diferencia del costoso, invasivo y riesgoso procedimiento de la “Bomba de Infusión Intratecal”, que como se dijo requiere hacer una incisión permanente en la médula espinal de los pacientes para bombear fármacos a los nervios que generan la sensación de dolor, los científicos del CICESE han logrado importantes avances para crear un mejor medicamento que además se aplicaría mediante un procedimiento mucho más sencillo para suministrarlo a los pacientes: una inyección.
El trabajo colaborativo Caram–Licea encontró que la omega conotoxina se puede administrar de manera sistémica –en la vena del paciente por goteo, o en inyecciones locales al canal espinal (intratecal) y al cerebro (intracerebral)–, lo que reduce considerablemente el costo de uso farmacéutico y difunde la medicina con una exposición y toxicidad mínima.
“En animales –ratas y ratones- produjo un efecto analgésico en dos modelos de dolor crónico tipo inflamatorio y neuropático, resultado que fue mayor al que presentaba el Ziconotide y mejor porque no se observaron efectos secundarios con la dosis más alta de la conotoxina”, reveló Caram Salas.
El hallazgo es incluso superior.
Dijo que el producto del centro de investigación con sede en Ensenada, Baja California, quita el dolor de manera más rápida y prolongada que el Zinocotide, el cual retira el dolor por tres horas.
"En animales, nuestro compuesto lo quita hasta por ocho horas, además de ser efectivo en tres modelos de dolor diferentes: agudo, inflamatorio y neuropático”.
(Nadia Lizeth Caram Salas).
La experta tiene la certeza de que la molécula que se identificó en el laboratorio del CICESE, próxima a una patente y a darse a conocer en publicaciones especializadas del mundo, “mejoraría muchísimo la calidad de vida de quienes sufren dolor”.
Su convicción tiene sustento:
En menos de una década, el 60% de los pacientes con dolor “van a ser refractarios”; es decir, que aun cuando consuman fármacos antiinfamatorios, antiepilépticos o esteroidales como la dexametazona y la cortisona, ya no van a reaccionar a un tratamiento a menos de que éste sea selectivo y actúe sobre algo que realmente bloquee la transmisión del malestar.
¿Qué precio tendría un medicamento elaborado con su conotoxina y cuándo estaría en el mercado?
“Su precio aún no se estima porque en este momento la síntesis no es barata”, respondió la científica.
Agregó que el costo para sintetizar la conotoxina asciende a 100 mil pesos, recurso que su equipo no ha conseguido debido a las restricciones presupuestales del gobierno mexicano.
En realidad, dijo, se trata de pocas cantidades de dinero las que se requieren para seguir con el proyecto, pero una vez que se generen los reactores específicos para producir la síntesis de la conotoxina, el compuesto se podrá elaborar en grandes cantidades.
Entonces, el costo-beneficio sería muchísimo mejor.
El tiempo estimado para que el nuevo producto farmacéutico salga al mercado es de 20 años, pero se reduciría a diez si el gobierno se decide a impulsar esta investigación con el soporte presupuestal completo.
Nadia Caram no espera una respuesta favorable del gobierno federal en 2023 porque ha escuchado que continuarán las restricciones presupuestales
.
“Y eso es frustrante porque nosotros vamos avanzando aun con todas las limitaciones en nuestra contra”.
Consciente de la trascendencia social y científica de su investigación, que además abarca experimentación molecular para purificar y caracterizar sustancias bioactivas en el veneno del escorpión endémico Centruroides exilicauda, comentó:
“Creemos que tenemos algo prometedor que puede beneficiar a la sociedad, pero todo se queda ahí porque nosotros no podemos hacer nada, no podemos promocionarlo”.
Y eso es, además de frustrante, criminal si se atiende la estadística nacional relacionada con los millones de mexicanos que sufren o sufrirán dolor crónico.
Todos ellos se podrían beneficiar con una investigación que se enfoca en el uso de un innovador tratamiento para el sufrimiento intenso y permanente que generan enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple y la epilepsia, con resultados de efectividad en la reducción del sufrimiento en animales de –hasta el momento- el 95 por ciento.

OPORTUNO RECORDATORIO
Ante esta lamentable situación cabe recordar que en sus nuevos lineamientos en cuidados paliativos y la enfermedad del dolor, dados a conocer el 20 de agosto de 2020, la Organización Mundial de la Salud recomendó a los gobiernos del planeta integrar los cuidados atenuantes y la medicina del dolor en todos los planes pertinentes de control de enfermedades y fortalecimiento de los sistemas de salud
La OMS incluyó a los analgésicos en la lista de “remedios esenciales” para adultos y niños, como una estrategia mundial clave “sobre cobertura sanitaria universal, enfermedades no transmisibles y servicios de salud integrados y centrados en la persona”.
La organización también recomendó a los Estados miembros mejorar el acceso a medicamentos para cuidados paliativos y dolor, mediante el mejoramiento de los reglamentos y sistemas de suministro nacionales.
A los gobiernos, la OMS hizo también el llamado a reforzar las investigaciones que se realizan en ciencia y tecnología orientadas a enfrentar la epidemia del dolor que asola a millones de personas.
En este aspecto puntualizó dos lineamientos:
A.- El suministro de recursos adecuados para programas e investigaciones sobre cuidados paliativos y medicina del dolor, especialmente en países dotados de recursos escasos.
B.- Crear modelos basados en pruebas sobre cuidados paliativos y fármacos para el dolor que sean eficaces en contextos de ingreso bajo y mediano.
Estas son reflexiones esenciales en las que México debe sustentar, a mediano plazo, una industria farmacéutica nacional vigorosa e independiente, apuntalada en políticas públicas acertadas, oportunas y de vanguardia que enfrente con éxito y humanismo la pandemia de dolor crónico que sufre entre el 20 y 25 por ciento de su población.
Y para ello sólo tiene que voltear a ver y arreglar la casa.
Es decir, apoyar a los científicos, ordenar al sector y crear las políticas públicas necesarias y accesibles a todos para combatir de manera eficiente al dolor crónico, fortalecer los tratamientos paliativos y motivar la creación de consorcios multidisciplinarios regionales que resuelvan problemas locales.
CONSULTA EL CAPÍTULO III AQUÍ
Comentarios