DOLOR CAPÍTULO III: Consorcios multidisciplinarios regionales para retar al monstruo del suplicio
- Javier Cruz
- 5 abr
- 10 Min. de lectura
Actualizado: hace 7 días
En octubre de 2022, en fechas diferentes, 4 Vientos publicó cuatro trabajos periodísticos donde rememora el estado que guarda México en la vanguardia científica que busca enfrentar, con propuestas 100 por ciento nativas, la pandemia mundial del DOLOR CRÓNICO. A partir del lunes 31 de marzo de 2025, y en respuesta a una petición específica, republicamos aquella investigación serial. Aquí la tercera entrega.

Enfermedades sumamente dolorosas, incluido el malestar crónico que en México padecen entre 27 a 32 millones de personas, repercuten en un sufrimiento intenso que, en términos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se traduce en grave desgaste económico, social, patrimonial y siquiátrico tanto de los enfermos como de sus familias, mientras que al país en su conjunto le representa un costo anual cercano a los 200 mil millones de pesos.
Javier Cruz / 4 Vientos
Ensenada, B.C., México, jueves 13 de octubre 2022.- Es una cifra enorme que crece año tras año, tanto así como aumenta el dolor en quienes lo sufren.
Argelia Lara, jefa del Departamento de Medicina del Dolor y Paliativa del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, informó en una entrevista con el diario El Universal, que desde 2017 los costos de atención a esta epidemia de dolor y todas sus secuelas sociales, económicas, legales, patrimoniales y familiares corresponden al 3% del producto interno bruto (PIB) del país, cifra mayor al costo de enfermedades cardiovasculares y cáncer juntas.
Considerando que el PIB de 2012 fue de seis billones 37 mil millones 200 mil pesos -según reporte financiero del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al mes de junio de 2022-, el país destina más de 197 mil 641 millones de pesos anuales a la atención del padecimiento de dolor.
¿Qué significa esa cantidad en el contexto internacional de la pandemia de dolor?
Comparar datos permite dimensionar el problema.
En Estados Unidos se registran pérdidas anuales de 17 mil a 20 mil millones de dólares debido a la disminución de la capacidad de producción de trabajadores con dolor crónico de cabeza, y otros seis mil millones por dolencias asociadas con el estrés, según reveló la gerencia médica de la farmacéutica Pfizer en enero del presente año.
En México, sin embargo, el recuento de daños supera con mucho el aspecto económico ya que daña profundamente la calidad de vida de quienes padecen sufrimiento continuo.
Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, el problema se gestó “durante 40 años de gobiernos neoliberales y corruptos”, tiempo en que se causaron daños severos al país y a su población, fundamentalmente en dos sectores esenciales para el bienestar del pueblo: la educación y la salud pública.
En este año, el mandatario ha destacado el afán de los gobiernos neoliberales de privatizarlo todo y afirmó que esto llevó al abandono y a la casi destrucción total del sistema nacional de salud.
Lo más preocupante de ello, afirmó, es el déficit de profesionistas y trabajadores de la salud, sobre todo de enfermeros y médicos especialistas.
Y la pandemia de Covid dejó al desnudo el tamaño del monstruo, justo cuando aún no existían vacunas y cientos de miles de personas contagiadas por el coronavirus se debatían entre la vida y la muerte.

SUBDESARROLLO EN SALUD
El reporte 2021 del Panorama de Salud que elaboró la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la cual México es socio, describió el desolador cuadro que dejó el régimen que gobernó al país durante 36 años.
Había 2.4 médicos por cada mil personas cuando lo recomendable por la organización es de 3.5; ofrecía 2.9 enfermeras por cada mil ciudadanos cuando debían ser 3.6; y disponía de 3.3 camas en Unidades de Cuidados Intensivos por cada 100 mil habitantes, cuando el promedio en América Latina era de 9.1.
El 17 de mayo de 2022, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), con datos de la OCDE, reveló que, con una inversión de sólo 607 dólares al año por habitante, México era el país con la menor financiación gubernamental en salud entre los países de la organización mundial.
Siete días antes a esa declaración, Zoé Robledo, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dio a conocer datos alarmantes.
Dijo que el país requería urgentemente, “más de 33 mil trabajadores de la salud: médicas, médicos, generales y también especialistas; enfermeras, de todas las categorías de enfermería, desde las enfermeras especialistas hasta las auxiliares de enfermería; pero también todo el resto del personal que permite la operación de un hospital”.
Cinco meses después, y tras informar sobre miles de plazas que se han abierto en el sector salud, la contratación y entrega de becas a médicos residentes, las convocatorias para que médicos especialistas, y enfermeros o enfermeras, acepten plazas en zonas de mayor marginación social del país, López Obrador declaró:
“Fortalecemos el sistema de salud pública para que se tenga un buen servicio y se cumpla con lo que establece la Constitución: el derecho del pueblo a la salud. El compromiso es que el año próximo tengamos un sistema de salud como lo merece nuestro pueblo”.
Ese mismo día, el director del IMSS presentó la convocatoria internacional para la contratación de 779 médicos especialistas, extranjeros y nacionales, dispuestos a incorporarse a hospitales en comunidades de altos niveles de marginación social.
Con esa estrategia se pretendía subsanar el déficit de 43 especialidades en 54 hospitales que atienden a población sin seguridad social en la mitad de los estados de la República: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Colima, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Sonora, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Otra medida inaplazable: construir 200 universidades Benito Juárez, de las cuales 145 ya estaban funcionado con 64 mil alumnos al terminar 2022.
Hoy, el programa consiste en destinar 55 universidades exclusivamente a estudiantes de medicina y enfermería, a fin de revertir el déficit de profesionales de estas especialidades tal y como lo planteó el presidente en su cuarto informe de gobierno.
Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, también se sumó a ese esfuerzo.
En 2020 inauguró la Universidad de la Salud, ubicada en las instalaciones de lo que fue la Escuela de Ingenieros Militares en la cuarta sección del Bosque de Chapultepec. Actualmente, ahí estudian dos mil 635 jóvenes provenientes de diversos lugares de la República.
Egresarán con licenciaturas en medicina o, en su caso, enfermería familiar y comunitaria, pero las especialidades de medicina del dolor y tratamiento paliativo quedan pendientes.
El costo y mantenimiento de la Universidad de Salud corre a cuenta del erario de la Ciudad de México. Y todas las obras, incluidas las del sector salud, están programadas para concluir al terminar el sexenio en 2024.
El problema es que ningún proyecto incluye la atención especializada a el enorme sector de la población que sufre dolor crónico: 27 a 35 millones de personas,
“Lo cierto es que hoy se tiene poca población de médicos especialistas y una sobrepoblación de pacientes con dolor crónico” afirmó la doctora Nadia Lizeth Caram Salas, especialista en Farmacología y Terapéutica Experimental por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional.
El pasado 12 de octubre, 4 Vientos consultó el sitio virtual del Registro Médico para la contratación de médicos especialistas (medicosespecialistas.gob.mx), Constató que en la lista de especialidades no está la de Algología, rama de la medicina que estudia el dolor y su tratamiento científico

¡GOOOYA!, UNA ESPERANZA DE ALIVIO
Desde 2010 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) incluyó la asignatura de Algología en el Plan de Estudios de su Facultad de Medicina.
Antes comprobó en diversos estudios que en la práctica diaria que se realiza en la consulta externa, intrahospitalaria y de urgencia “el dolor es un síntoma asociado a la mayoría de las enfermedades”.
Y consideró que para el país “es de gran relevancia social y profesional”, la formación de médicos especialistas en el tratamiento científico del dolor.
La UNAM –institución que en América Latina ocupa el segundo lugar en su rango y el 105 a nivel mundial, según la edición 2022 del Ranking Mundial QS, de Inglaterra-, es casi la única escuela de educación superior en México que ofrece la especialidad de Algología.
En el plan de estudios de la carrera, la universidad aplica estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación, con exposición audiovisual, análisis de casos clínicos, mapas conceptuales y práctica clínica supervisada, para que el egresado sea capaz de otorgar atención al paciente con dolor mediante el establecimiento de un diagnóstico oportuno.
Para ello utiliza semiología y exploración física detallada con lo cual ofrecer un tratamiento adecuado, así como identificar los casos que requieran estudio y manejo especializado para derivarlos oportunamente a un tratamiento especializado.
El problema, no obstante, sigue siendo mayor a los esfuerzos de la UNAM.
La clave para iniciar la solución de raíz está en establecer un diagnóstico nacional sobre atención a la población adulta y pediátrica que requiere permanentemente medicina paliativa y para el dolor, como lo han señalado la doctora Nadia Caram.

PERO… CADA QUIEN POR SU LADO
Por su parte, José Ignacio Santos Preciado, secretario del Consejo de Salubridad General, también hizo un exhorto en el mismo sentido que se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) del 28 de octubre del 2021.
El llamado es a los integrantes del Sistema Nacional de Salud para que proporcionen información relevante respecto de la atención del dolor crónico y la aplicación permanente de la medicina paliativa que brindan a la población.
La petición destaca porque el Consejo de Salubridad General es un órgano colegiado que depende directamente del presidente de la república y por ello tiene el carácter de autoridad sanitaria con funciones normativas, consultivas y ejecutivas.
La solicitud incluyó la creación de una cédula informativa para que las dependencias y entidades de gobierno, así como las instituciones del sector privado que presten servicios de salud, realicen y remitan el documento –en un plazo de 120 días contados a partir de la publicación del exhorto- que ayudará a elaborar el diagnóstico nacional sobre la atención del dolor crónico y la aplicación permanente de la medicina preventiva, según lo aprobó el Consejo el 11 de agosto del 2021.
Ese día, en un comunicado de la Secretaría de Salud, Santos Preciado manifestó:
“El dolor crónico puede ser aminorado con un diagnóstico adecuado y un tratamiento preciso; incluso propiciar una muerte digna para quienes se encuentran en etapa terminal. Hablo de quienes viven con cáncer o con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).”
Citó diversas normas legislativas que en México justifican el exhorto. Entre ellas el artículo Primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que destaca “el valor superior de la dignidad humana como un derecho fundamental”.
Igualmente, el artículo 4º de la Carta Magna que establece el derecho de toda persona a la Salud.
También se sustenta en el Acuerdo del 26 de diciembre de 2014 por el que en Consejo declaró la obligatoriedad de los esquemas de manejo integral de Cuidados Paliativos; así como en el Acuerdo del 14 de diciembre de 2016 que declara la obligatoriedad de aplicar la Guía del Manejo Integral de Cuidados Paliativos en el Paciente Pediátrico.
Finalmente, entre otra veintena de documentos, citó la Norma Oficial Mexicana NOM-011-SSA3-2014, documento regulado que contiene los “criterios y procedimientos mínimos indispensables” para la atención de enfermos en situación terminal, a través de cuidados paliativos.
Al respecto, la doctora Caram Salas manifestó:
“En realidad, cada quien trabaja por su parte y hace lo que quiere con esa normatividad a medias (…) Parece que no se entiende que son varios problemas que debemos atender todos al mismo tiempo”.
Todo indica que la científica tiene razón. Hasta el 12 de octubre de 2022, el Consejo de Salubridad General no da información del tan esperado y necesario diagnóstico nacional.

CONSORCIOS CONTRA EL DOLOR
La doctora Caram, quien hoy trabaja como investigadora del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), propone impulsar algo que en la práctica ya comenzó a darse: la creación de Consorcios multidisciplinarios.
Estos grupos, novedosos en México, lo integran científicos, representantes de laboratorios farmacéuticos de la talla de Novaris y Pfizer, gobiernos estatales, hospitales regionales de las secretarías de la Defensa y Marina, el IMSS y personal del sector salud que ayuda a realizar protocolos de investigación clínica.
“También se puede invitar a personas con las que ya estamos formando un equipo multidisciplinario en diversas áreas del conocimiento”, agregó la investigadora.
Especificó que el consorcio científico estaría compuesto por especialista en proteómica (estudio a gran escala de las proteínas), metabolómica (estudio del perfil de los metabolitos -moléculas pequeñas- de una muestra biológica), y transmitónica (estudio de la cantidad de energía que atraviesa un cuerpo en determinada cantidad de tiempo).
Entusiasmada con la propuesta, la especialista comentó que incluso gente de dinero, “vamos a decir un Carlos Slim” que tiene fundaciones de apoyo a trabajos de investigación, “pueden aportar recursos para desarrollar un conocimiento cien por ciento mexicano”.
Reconoció que la creación de estas agrupaciones, que en el caso del CICESE tienen éxito con el del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM), en donde Petróleos Mexicanos (PEMEX), la UNAM, el Cinvestav, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y BajaInova, entre otras instituciones mexicanas, se coaligaron para operar un proyecto multidisciplinario a nivel mundial.
De momento, mientras se comprende y apoya la creación del primer consorcio en el país especializado en medicina del dolor, que bien podría tener su sede en el CICESE porque es la única institución en Latinoamérica que estudia las toxinas presentes en animales endémicos (caracoles marinos y escorpiones endémicos) con fines medicinales enfocados al tratamiento del dolor crónico, la experta señaló:
“Lo que hacemos es platicar, ponernos en contacto con otros investigadores y decirles: ‘sabemos que tienes esta tecnología, ¡préstamela!’ Otros tienen conocimientos en áreas de mutuo interés, lo que nos permite hacer un grupo, un equipo de trabajo”.
Pero de todas maneras siempre está presente la limitante de la economía.
“El proyecto ya está, la intelectual ya está, el abordaje ya está, pero dónde compramos reactivos. No tenemos para continuar”, se quejó.
Y explicó que “son metas que no se logran al corto plazo por el nivel de cultura y políticas que tenemos”.
Sin embargo, insistió la investigadora, es posible consolidar proyectos regionales y crear decenas de clínicas en los hospitales públicos en los que se aplique una política de unificación que incluya un fisioterapeuta, un algeólogo y un neurólogo; todos ellos especializados en dolor y tratamiento paliativo.
Exacto, tal y como funciona hoy, de manera primordial, en los sanatorios de Estados Unidos y Canadá.
“Eso abriría muchísimas oportunidades para todos los sectores y un incremento considerable en la calidad de vida de los enfermos de dolor”, comentó la científica, plenamente convencida de que unidos en consorcios contra el dolor se puede aliviar el padecimiento en millones de personas que imploran ayuda.
CAPÍTULO IV Y ÚLTIMO EL MIERCOLES 9 DE ABRIL DE 2025.
CONSULTA EL CAPÍTULO II AQUÍ
Comments