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SALTO CUÁNTICO: Ficción o realidad; la inminente caída de un imperio

Ningún rico medianamente inteligente practica el asesinato. Ellos no son psicópatas. No tienen por qué serlo. Para eso, para matar y sufrir psicopatías, tienen a sus empleados.

Rafael Chirbes / En la orilla / Editorial Anagrama, Barceolona.



La única razón por la cual escribo esta columna es porque sería imposible no tener nada que decir.

 

José Luis Treviño Flores* / Edición: 4 Vientos



Personajes de la tercera temporada en la violenta e irreverente serie The Boys, una super trama de televisión de la productora Prime Video, propietaria intelectual de la imagen.


La serie de televisión “The Boys”, en la plataforma Prime, va en su cuarta temporada y se espera una quinta para 2025. Su arco argumental mantiene una estructura inteligente, plagada de significados y resoluciones interesantes en cada personaje, así como en el proceso de la historia contada.


La serie enmarca perfectamente la decadencia del modelo capitalista y una democracia burguesa fallida.


Va más allá de los poderes de los “superhéroes” y trata sobre el manejo del poder político y económico, las decisiones en las cúpulas ocultas, la manipulación mediática constante de las masas, la confrontación ideológica y la represión como única respuesta contra las protestas de facciones contrarias al estatus quo.


Igualmente plantea los continuos atentados, la intriga, la utilización y el descarte, la militarización y el estado policiaco como únicas soluciones para las masas.


Definitivamente, los escritores de la serie no esconden ni matizan el contenido argumental, por lo que las imágenes y la dirección son brutales al mostrar, tal cual, un estado podrido hasta la medula.


Desde el absoluto narcisismo de Homelander, los creadores evocan a muchos políticos estadounidenses y su pura ambición de poder y control, pero a la vez exhiben que son también marionetas de un poder superior oculto en las altas cúpulas del supremo dominio.


Trataré de no hacer muchos spoilers por si usted, amable lector, no ha visto la serie, pero no puedo dejar de citar el capítulo 4 de la cuarta temporada en donde Homelander baja a los laboratorios Vought, precisamente donde fue creado, y ahí recuerda una película, The Manchurian Candidate, en la cual se narra como un ex militar pasa por un proceso experimental conductista, mediante un lavado de cerebro, que anula por completo su voluntad hasta convertirlo en un asesino a sangre fría, carente de emociones.


Así, se le hace pensar que es un héroe de guerra y que su destino es saber seguir órdenes para gobernar según los intereses del grupo en el poder.


Homelander pasa igual por el laboratorio Vought. Es sometido a sufrimientos físicos y psicológicos que lo convierten en el monstruo actual que vuelve a su origen para castigar a sus creadores y así continuar con su reinado de violencia. Quienes le dieron vida ya no tienen control sobre él y será muy difícil que lo puedan asesinar dados sus poderes.



La decadencia del poder (Imagen en Quadratín).



Esto nos hace recordar que los grupos de poder político en el país vecino son expertos en crear líderes que respondan solamente a los intereses vigentes.


En la serie también aparece un personaje, Ezekiel, quien es el líder religioso de los super y los políticos.


En nuestro mundo real, Ezekiel evoca perfectamente a Douglas Coe, el máximo confidente y líder evangélico de presidentes, secretarios de estado y congresistas de los Estados Unidos.


Coe a su vez siguió los pasos de Abraham Vereide, un noruego que viajó a Estados Unidos para llegar a la conclusión, durante la gran depresión y en un desayuno que organizó con empresarios y políticos, de que los sindicatos son el problema, por lo que su eliminación es la respuesta inmediata a seguir.


Después de aquella revelación se instauró, en 1934, el Desayuno Nacional de Oración que, en 1953, se convirtió en un desayuno presidencial que dio paso a una institución política encubierta bajo el cristiano, la cual dio el derecho a orar públicamente, buscar alianzas, contubernios y -por supuesto- practicar injerencias en otros países con total impunidad.


Con el bajo perfil que lo caracterizó, Douglas Coe, sucesor de Vereide, influyó de manera decisiva en cada acción política en todos los niveles de gobierno. Con su visión de un cristo de las elites, realizó una cruzada intervencionista que llegó incluso a la Rusia.


Al Desayuno Nacional de Oración también han acudido las elites mexicanas que pululan en la organización secreta El Yunque, a la cual pertenecen Margarita Zavala, Felipe Calderón y otros políticos de ultraderecha.


Pero volviendo a la serie, Homelander es por mucho Donald Trump, el narcisista cruel y racista que piensa ser el único capaz de gobernar más allá de su país.


En la Patagonia está Javier Milei, quien incluso se autodefine como el “Terminator” de Argentina que viene de un futuro apocalíptico en donde reina el socialismo, por lo que él está aquí para evitar que ese futuro suceda.



Los alcances de la estupidez humana (Imagen: Nik).



Trump por su parte asegura ser “el mayor productor de empleos que Dios creó”. Más mesiánico y ridículo que eso sería llegar a algo infinitamente grotesco.


El otro personaje, el “ángel exterminador” Benjamín Netanyahu, o como dice Diego Ruzzarin: “Satanyahu”, ha matado cerca de cuarenta mil palestinos en su loca cruzada de exterminio étnico.


Su postura se asemeja a la de Adolfo Hitler: apoderarse de territorios y matar a quienes se pongan en su camino, sean hombres, mujeres y niños.


Benjamín acaba de estar en el congreso de Estados Unidos y fue copiosamente aplaudido. El cinismo del ministro israelita parece no tener fin cuando dice que “Gaza debe estar bajo mandato civil de palestinos que no busquen destruir a Israel.”


Yo me pregunto cómo un pueblo desarmado, sometido, desplazado, sin comida y sin agua puede destruir a Israel.


Creo que las ultraderechas mundiales y la decadencia del capitalismo se encuentran en la cúspide de la desesperación ante el avance de China y Rusia como las economías más fuertes en la actualidad.


El dragón y el oso asiáticos ya no son los pueblos satanizados, vilipendiados y lejanos que fueron.


Además, cada vez más, a través de la internet, el resto del mundo ya no cree en las mentiras del invento occidental.


Israel pasó de ser víctima a verdugo y los Estados Unidos dejaron de ser el imperio dominante para exhibir el ridículo escenario de tener un candidato convicto y otro casi cadáver (Joe Biden, en su momento) que ahora es Kamala Harris, la cual por cierto no representa ninguna propuesta progresista ya que ella es más de lo mismo.



Poco a poco, pero de manera cada vez más evidente, la caída de otro imperio (Imagen: Captura de pantalla en Geopolítica Na Rede / Youtube).



Por otra parte, el intento de asesinato de Donald Trump solo fortalece a la decadencia.


Es impensable, absurdo que un tirador adolescente fuese la mente maestra del atentado. Todo mundo lo vio minutos antes. Hay videos de los asistentes al mitin advirtiendo de su presencia como potencial tirador. ¿Y el servicio secreto? ¡Por favor! ¿Nos toman por idiotas?


Cualquier cosa que hayan orquestado les salió muy mal. Sabemos que las elites de ese país todo lo arreglan con montajes y a balazos, por lo que ahora deberán negociar con el “mártir”.


La mejor parte de esto es que nos dieron material riquísimo para especular y eso es invaluable para nosotros y ellos.


Preguntamos, ¿a quién estorba Trump? ¿Por qué y para qué matarlo? ¿Cuál poder oculto está detrás del atentado? ¿El estado profundo? ¿Los globalistas? ¿Los demócratas? ¿Estamos ante un falso atentado?


Le voy más al “deep state”. Desde el asesinato de JFK así han operado. Todo para crear un estado de confusión y reacomodo.


En los sesentas Estados Unidos era influencia y todos lloramos a John y Robert Kennedy, pero hoy, desde los memes del presunto atentado hasta los panes hechos con “orejas” de Trump, todo es chunga; pero eso será tema de otra columna.



(...) si puedes entender las cosas filosóficamente, puedes entender las cosas teóricamente; y si las puedes entender teóricamente, entonces puedes entender cualquier cosa.

Núria Benach, en Richard Peet.



* José Luis Treviño Flores es profesor y activista social en Juárez, Chihuahua, en donde es subdirector académico de la Secretaría de Educación Pública.


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