top of page

SALTO CUÁNTICO: De agresor brutal a víctima "pobrecita"; Israel y su guerra de provocación

  • Foto del escritor: 4 Vientos
    4 Vientos
  • 19 jun
  • 5 Min. de lectura

:

“La guerra debería ser un crimen y los que la instigan deberían ser castigados como criminales”.

(Charles Evans Hughes).

 

Karl Marx dijo que “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”, pero también es una historia plagada de guerras. Y cada guerra ganada o perdida nunca significa triunfo o derrota; significa muerte.

 

José Luis Treviño Flores* / Edición: 4 Vientos



Misiles de la muerte (Imagen: Agencia Reuters).
Misiles de la muerte (Imagen: Agencia Reuters).

En la guerra hay cobardes y valientes. Tal vez mas cobardes que valientes; y como las guerras no las pelean los orquestadores de las mismas, esos son los más cobardes.

Hay dos tipos de guerras, las que se pelean por intereses económicos y las que se pelean en defensa de la patria.


Ahora que el Medio Oriente se encuentra de nuevo en una escalada bélica que a todas luces parece ser una guerra definitiva por el control de esa región ambicionada por occidente desde hace cientos de años, la patria deberá ser el máximo principio para el mundo árabe.


Los creyentes de la Torá, el libro sagrado del judaísmo, convencidos de que su contenido es la palabra escrita de dios y, por ende, les concede la firme creencia de que ellos son el pueblo elegido, han cometido en su nombre actos de barbarie inauditos en cada oportunidad histórica que han tenido.


Por su parte, el mundo musulmán se rige por el Corán, libro escrito por Mahoma, su profeta, quien afirmó que su contenido también es palabra de dios (Alá).


Ambas religiones han librado batallas épicas en defensa de sus principios y creencias y en ellas existen integrantes fundamentalistas radicales. No obstante, hay que decir que existen enormes diferencias entre el judaísmo y el islamismo.


El mundo árabe ha sido satanizado por occidente desde las cruzadas y otra serie de campañas militares y religiosas organizadas principalmente por la Iglesia católica y las potencias europeas, Tuvieron lugar entre los siglos XI y XIII.


Su objetivo principal era recuperar “Tierra Santa” (específicamente Jerusalén) que estaba en manos musulmanas. Esas campañas de saqueo y violencia extrema también tenían como propósito defender los territorios cristianos de Oriente Medio.


Aunque tuvieron un trasfondo religioso, también involucraron intereses políticos y económicos.


Por su parte los pueblos semíticos, es decir los judíos errantes sin tierra hasta antes el fin de la segunda guerra mundial, aunque diseminados por el mundo, amasaron una gran fortuna a la espera de fundar Israel en 1948.


El judío errante: el mito de la eterna culpabilidad (Imagen: National Geographic).
El judío errante: el mito de la eterna culpabilidad (Imagen: National Geographic).

Lo lograron mediante acuerdos tácitos con las potencias económicas occidentales y justo en el mismo territorio donde se libraron las cruzadas.


Y es que, tanto para los judíos sionistas como para los cristianos y católicos, el dios de los musulmanes estorba sus intereses colonizadores. No por nada el cristianismo se alimenta del antiguo testamento y añade los evangelios católicos del nuevo para justificar a su mesías: Jesucristo.


En el islam, Adán y Eva fueron creados de arcilla. En la biblia, Eva fue extraída o creada de la costilla de Adán. El conflicto entre los primeros humanos con dios el Corán lo califica como desobediencia; en la biblia, es pecado original.


Entonces, cada incursión bélica de cristianos y judíos en el mundo mahometano ha sido una oportunidad de tratar de desparecer de la faz de la tierra al islamismo.

¿Por qué estorba el mundo islámico a occidente?


No es en sí la religión como tal, solamente, ya que las cuatro –judaísmo, islamismo, cristianismo y catolicismo- tienen muchas coincidencias. Se trata de usurpar los enormes recursos naturales que yacen en esa región del planeta, además de adueñarse de las ricas rutas comerciales que domina, como la de la seda y el acceso marítimo al mar Mediterráneo.


Recordemos que, en cada invasión hecha por los Estados Unidos y Europa en Medio oriente, se ha utilizado el mismo discurso repetido una y otra vez hasta el cansancio: el de acabar con los supuestos “terroristas”.


No obstante, Irán, Irak, Libia y otros países de la región, al igual que cualquier otro pueblo invadido, lo que hacen es defender su territorio y soberanía. Es esa simple razón –la de no permitir ser colonizados- lo que alienta la animadversión de las potencias de occidente.


También desde Hollywood los grandes productores cinematográficas venden al espectador neófito la imagen anárquica de países que en realidad tienen una cultura y una religión no solo diferentes, sino milenarias.



Video en Youtube, canal Historia Incompredida.

En el caso de Irán se trata de un pueblo descendiente de la gran nación Persa, un imperio que desarrolló a lo largo de los siglos una organización social muy avanzada, así como una filosofía, arte y arquitectura vasta y ejemplar en muchos sentidos.


El Imperio Persa fue una poderosa civilización que tuvo una gran influencia en la historia y cultura de la antigüedad, que incluso influyó en occidente, destacando por su expansión, organización administrativa y legado cultural.


En tanto el pueblo judío, además de ser nómada y no tener un país por más de 1,870 años que le permitiera producir una cultura que influyera prestigiosamente en la historia mundial, o que transformara el pensamiento mediante una filosofía que desarrollara las matemáticas,  la ciencia o  el arte, solo ha contribuido con el fanatismo de auto considerarse el pueblo elegido de su dios (Jehová) y, con ese principio han masacrado, saqueado y colonizado  pueblos enteros en el pasado y, ahora, al  pueblo palestino que ya era dueño de su tierra desde mucho antes.


Los judíos sionistas han sido expertos en acumular riqueza y comprar a gobiernos para lograr apropiarse de lo que no les pertenece. Se la han pasado vendiendo el melodrama del holocausto como una forma de influir en el ánimo popular porque, dicen, son las eternas víctimas sin suelo.


A partir del genocidio iniciado en la franja de Gaza, cuyo único objetivo es la brutal extinción étnica para despojar, el mundo entero ha entendido cual ha sido siempre su diabólico plan, pero nunca más volverán a venderse como los “pobrecitos” y tristes perseguidos por antisemitas.


Todo indica que estamos frente a la guerra definitiva en Oriente Medio, pero el planeta entero está al borde de una posible tercera guerra mundial ya que el eje oriental no se va a quedar cruzado de brazos, en tanto que el mundo árabe está encontrando la ruta para alcanzar una real unificación.


Paquistán ya ofreció armamento a Irán. Rusia, China y Corea del Norte han expresado su firme voluntad de intervenir en el conflicto si la OTAN dispara misiles. Porque no solo es una plataforma de mercado la que está en juego -el decadente modelo global occidental frente al creciente BRICS+ del que Irán forma parte activa-, sino el nacimiento de un nuevo orden mundial que será establecido por quien gane el conflicto.


Precisamente la autonomía e independencia económica de los países que conforman una alianza de cooperación más justa es lo que tiene en jaque a toda Europa, a Estados Unidos, a Canadá y a Israel, todos ellos urgidos de una guerra que les dé la oportunidad de reposicionarse utilizando el exterminio y la demonización de culturas ajenas a su retorcida, obtusa y necrófila visión del mundo.


En este contexto, destaca que Claudia Sheinbaum acaba de reunirse con el grupo de las naciones más prósperas de occidente (G7). Buscó mejorar las relaciones bilaterales con los mismos países que están asesinando niños, mujeres y hombres en Gaza.


Entendemos que nuestra posición geográfica es brutal para nuestra autonomía política y economía, pero ya es tiempo de cambiar el discurso y buscar cómo deshacerse de tantos siglos de sometimiento.



* José Luis Treviño Flores es profesor y activista social en Juárez, Chihuahua, en donde es subdirector académico de la Secretaría de Educación Pública.

Comments


bottom of page