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Población de foca de puerto en BC disminuye 61% en seis años. Altas temperaturas marinas y saqueo de recursos pétreos la causa

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    4 Vientos
  • 31 may
  • 5 Min. de lectura

 

En tan solo seis años (2016 a 2022), la población de foca de puerto del Pacífico (Phoca vitulina richardii), que en México habita únicamente en las costas e islas de la península de Baja California, se redujo a menos de la mitad y de momento se desconoce el destino final que tuvieron los miles de especímenes desaparecidos.

 

Karla Navarro / Todos@Cicese / Edición: 4 Vientos

 


Las temporadas de estudio de la foca de puerto fueron establecidas de acuerdo con el periodo de muda del pelaje de los mamíferos marinos, ya que es cuando pasan mayor tiempo en tierra y por lo tanto es posible contar el número máximo de individuos, el cual va peligrosamente en picada en sus colonias de residencia permanentes (Imagen: Guadalupe Ruiz Mar).
Las temporadas de estudio de la foca de puerto fueron establecidas de acuerdo con el periodo de muda del pelaje de los mamíferos marinos, ya que es cuando pasan mayor tiempo en tierra y por lo tanto es posible contar el número máximo de individuos, el cual va peligrosamente en picada en sus colonias de residencia permanentes (Imagen: Guadalupe Ruiz Mar).

El desastroso evento en apariencia está asociado con el aumento de la temperatura superficial del mar en el Pacífico bajacaliforniano en un rango de aproximadamente 0.7 grados centígrados en el periodo de investigación, fenómeno a su vez relacionado con el calentamiento global del planeta.


Igualmente, está relacionado con la tremenda sobreexplotación comercial de los bancos de piedra bola en las costas del estado peninsular, ya que en el mismo lapso de seis años las colonias de este material pétreo, de masivo uso decorativo en la industria de la construcción, jardinería y decoración de inmuebles de lujo, colapsó en igual espacio de tiempo ¡de 44 a sólo cuatro!


La combinación de ambos acontecimientos impactó la disponibilidad de alimento para la especie y afectó negativamente su hábitat, dijo María Guadalupe Ruiz Mar, estudiante del doctorado en Ciencias de la Vida del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).


Integrante de un proyecto desarrollado de manera tripartita por estudiantes e investigadores del CICESE, la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y la Universidad de las Américas Puebla, la científica comentó que los datos fueron obtenidos a partir de conteos realizados en los años 2016, 2018, 2019 y 2022.


Esto en toda el área de distribución de la foca en la península de Baja California.


Así, en el artículo de divulgación científica “Decrease in Pacific harbor seal counts in the Southern California current large marine ecosystem, publicado en abril de este año en la revista especializada Biodiversity and Conservation, el grupo revelo que el número de focas pasó de siete mil 380 individuos a dos mil 863 en el periodo de estudio.


La cifra representa una disminución del 61.2 por ciento del total de la población.


“En todas las colonias está disminuyendo el número de focas; tanto en cada sitio como en el conteo total para toda el área de Baja California. La caída es drástica. Sí es importante”, apuntó María Guadalupe Ruiz, primera autora del artículo.



Las campañas de observación también se dividieron por territorio. En la primera de cada año se cubrió desde Punta Baja hasta Bahía Asunción, mientras que en la segunda se cubrió la parte norte de la península. “Para el muestreo en islas sobrevolamos toda la isla, la rodeamos dos veces para tener réplicas y no perder ningún individuo y en cada sobrevuelo fuimos tomando fotografías de toda la costa para encontrarlos”, narró Guadalupe Ruiz, autora de las fotografías.



TEMPERATURA Y ROCAS, GENERADORAS DEL DISTURBIO


Además de estimar las tendencias de la población de Phoca vitulina richardii en Baja California, el grupo de investigación evaluó la relación que tienen dichas tendencias con la temperatura superficial del mar.


Lo que encontraron fue que se registró un incremento de aproximadamente 0.7 grados centígrados en la temperatura superficial del mar, lo que, mediante modelos estadísticos, se relacionó con el descenso de la población de focas.


Ruiz apuntó que el aumento de la temperatura del mar provoca un efecto directo en la disponibilidad de alimento para la especie porque sus presas se mueven a otros sitios.


Explicó que las focas se alimentan principalmente de peces que viven cerca del fondo del mar, como los bénticos y demersales, y también comen cefalópodos, que son animales como calamares y pulpos.



“Debido a las condiciones de este incremento en la temperatura, está disminuyendo el número de crías que están naciendo. Esto se vio en un estudio de varios años en el Estero de Punta Banda. El periodo de lactancia es crucial y la madre necesita tener una gran reserva energética del año anterior para poder llevar a cabo todo el periodo de gestación y, por ende, también el periodo de lactancia posterior. Si no está en condiciones de terminar la lactancia puede que no la concluya y la cría no sobreviva”.

(María Guadalupe Ruiz Mar)



Los científicos también evaluaron el impacto que tiene sobre la abundancia de la especie la actividad de extracción de piedra bola que se realiza indiscriminadamente, y sin supervisión ni control alguno, en costas de la península de Baja California.


La especialista destacó que mientras que en campañas de muestreo realizadas en 2009 se reportaron 44 colonias a lo largo de toda la costa de Baja California, en las hechas entre 2016 y 2022 solamente fueron identificados cuatro asentamientos pétreos.


Y anotó que la actividad de extracción es demasiado perturbadora para las focas.



“Son muy susceptibles al disturbio ya que inmediatamente huyen al agua y se ha reportado anteriormente que en la temporada de lactancia provoca que haya una disminución en los eventos de amamantamiento”.

 (María Guadalupe Ruiz Mar).



Precisó que actualmente no hay datos disponibles para confirmar o descartar que la foca esté migrando hacia el norte, pero por estudios previos se sabe que no es una especie migratoria e incluso no se mueve entre colonias.


Así, será hasta el segundo capítulo de su tesis doctoral cuando la investigadora realizará análisis genéticos que ayuden a determinar si existen migraciones recientes de focas de puerto en islas; es decir, si están migrando de costas a islas de la península.



La península de Baja California marca el límite sur de la distribución mundial de la foca de puerto, que se extiende desde Japón hasta México, pasando por Alaska, Canadá y Estados Unidos. En la gráfica de María Guadalupe Ruiz Mar, investigadores del Cicese realizan una de las campañas aéreas usadas en el proyecto pata contar la población de focas de puerto en BC).
La península de Baja California marca el límite sur de la distribución mundial de la foca de puerto, que se extiende desde Japón hasta México, pasando por Alaska, Canadá y Estados Unidos. En la gráfica de María Guadalupe Ruiz Mar, investigadores del Cicese realizan una de las campañas aéreas usadas en el proyecto pata contar la población de focas de puerto en BC).

CAMPAÑAS AÉREAS


En México, la foca de puerto es endémica en Baja California ya que únicamente habita y se distribuye en nueve islas y archipiélagos de la entidad: Coronado, Todos Santos, San Martín, San Jerónimo, Natividad, Cedros, San Benito, San Roque y Asunción, así como en algunos sitios costeros.


Para realizar la primera parte de la investigación, el grupo llevó a cabo campañas aéreas en todos los sitios donde habita la especie.


El trabajo consistió en sobrevuelos en avioneta, a una altura aproximada de 300 metros.

Desde la aeronave se capturaron fotografías que posteriormente fueron utilizadas para el conteo de las focas.


Luego, para el procesamiento de las imágenes, se utilizó el software Image Pro-Plus que tiene la función de contabilizar las focas después de que son identificadas y marcadas manualmente.


Con ello se genera una base de datos con los conteos por foto.


En la costa de la península, el grupo de investigación también capturó imágenes de la actividad de extracción de canto rodado, donde observaron costales blancos que son utilizados para la recolección de este tipo de rocas, también conocidas como piedra bola, usadas como material de ornato en construcciones de lujosas residencias en los Estados Unidos, Canadá y México.


Los datos obtenidos fueron analizados con modelos estadísticos para conocer las tendencias de la especie a través del tiempo, con lo que comprobaron que la población va en descenso, tanto si se observan los datos por colonia como en el conteo total de todo Baja California.


Guadalupe Ruiz desarrolla su exploración codirigida por la doctora Gisela Heckel Dziendzielewski, investigadora del CICESE, y la doctora Yolanda Schramm Urrutia, investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).


“Hallazgos como los obtenidos en la investigación doctoral de Ruiz Mar son los que permiten a las autoridades gubernamentales y a organizaciones dedicadas a la conservación, diseñar e implementar medidas que protejan a la especie”, comentaron las sinodales de Ruiz en un comunicado oficial del CICESE sobre el tema.

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