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SALTO CUÁNTICO; Los libros “comunistas”

La educación básica debe por fuerza tener los elementos necesarios para el desarrollo psicosocial, afectivo y metacognitivo.

 

José Luis Treviño Flores* / Edición 4V



Los conservadores y su profundo miedo a "las garras" del comunismo (Imagen en eBay).



El interés superior de las niñas, niños y adolescentes no debe estar sujeto a intereses económicos contrarios a su futuro, pero lo está. Al menos desde la reforma educativa de 1970, el dictado de los contenidos educativos respondió enteramente a organismos económicos internacionales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el Banco Mundial (BM), así como a los intereses superiores de la Organización de Estados Americanos (OEA).


Los países en vías de desarrollo siempre han estado sujetos a las políticas macroeconómicas capitalistas. Siempre han sido laboratorio social y educativo para generar ciudadanos al servicio de las grandes empresas trasnacionales y nacionales como mano de obra técnica barata y sumisa a los patrones capitalistas.


Los contenidos, plagados siempre de procesos lógico matemáticos, lingüísticos  y científicos apegados a la productividad y la competencia, que dejan de lado el contenido humanístico y crítico de la historia con todo su bagaje multicultural porque no diferencia la injusticia social a la que por siglos el colonialismo somete, convierten a los adultos en seres incapaces de elegir su futuro como entes pertenecientes a una comunidad consciente, capacitados para revolucionar su lamentable realidad por una mejor.


Ahora que los contenidos educativos están encaminados hacia la formación de ciudadanos críticos, donde la colectividad supera al individualismo, donde los proyectos comunitarios tienen la intención de regresar el poder de decisión a los barrios y colonia, los grupos conservadores atacan a la NEM (Nueva Escuela Mexicana) como si fuese el “demonio comunista”.


Porque esta nueva escuela auxilia a los niños y adolescentes a observar las carencias y a luchar por superarlas mediante la negociación efectiva. También enseña a exigir a los gobiernos a responder por sus acciones, a lograr que los centros educativos sean líderes para abatir el vasallaje colonialista y a formar seres pensantes que sepan exigir su lugar en la historia presente y futura.



No, los libros de texto gratuitos no enseñan comunismo (Imagen en eBay).



El miedo, el verdadero miedo no lo deben tener las familias mexicanas, sino los grupos de intereses creados a partir de la explotación de los mexicanos porque se les está acabando el privilegio de saquear con impunidad.


Las oligarquías nacionales y extranjeras pretenden que México siga siendo ese laboratorio de mano de obra barata, obediente y sin la capacidad de decidir sobre su futuro como nación.


No, los libros de la NEM no son comunistas. Mencionar la lucha de clases no es comunismo, es una realidad que hemos vivido en carne propia. Enseñar que el esfuerzo colectivo supera al individual es los que les asusta.


La otra realidad, esa que nos carcome por no poder opinar, hablar, exigir, enojarse ante la injusticia que nos convierte en adultos sometidos a patrones infames con salarios de miseria, es a lo que temen: Que los mexicanos escalemos hasta convertirnos en ciudadanos de primera, no de tercera categoría.


El sector privado debe entender que la riqueza a costa de la miseria no tiene bases humanistas. Y no, no se trata de socialismo, se trata de llegar a una socialdemocracia sustentable, donde los mexicanos en desarrollo a través de la NEM sepan diferenciar entre ser educados para la explotación o ser formados para la democracia.


Las familias mexicanas, esas que a diario viven en convivencia con la miseria, saben muy bien lo que cuesta mandar a sus hijos a la escuela para que salgan como obreros de maquiladoras con sueldos miserables.



Lo importante, sin embargo, es que las clases trabajadoras continúen aprendiendo en la práctica misma de su lucha a establecer los límites para sus concesiones, vale decir, que enseñen a las clases dominantes los límites en que pueden moverse: Paulo Breire.


La NEM pugna por una educación inclusiva, en diversidad, donde esas familias elijan lo que es mejor para sus hijos mediante los proyectos comunitarios.


Y no, las matemáticas, la ciencia, el español, el inglés o la historia no dejarán de enseñarse; ahora se enseñan con bases humanísticas, apegadas a la realidad de las comunidades.

Las matemáticas no serán más una fórmula sin sentido, serán, un resultado objetivo desde sus mismas bases metodológicas, así como la historia y las otras asignaturas, integradas en los campos formativos y los ejes articuladores, basados en 1) Inclusión, 2) Pensamiento crítico, 3) Interculturalidad crítica, 4) Igualdad de género, 5) Vida saludable, 6) Apropiación de las culturas a través de la lectura y la escritura, y 7) Artes y experiencias estéticas.


Paulo Freire no fue el comunista obsoleto que mencionan los medios masivos pagados por los conservadores. Fue un pedagogo visionario que dijo entre otras cosas que “Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado.”


Entonces, ni es comunista ni es socialista; es humanista, laica, obligatoria y responde al interés superior de la nación, no al interés superior de los grupos económicos nacionales y extranjeros.


 

“Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer.”

Paulo Freire.



* José Luis Treviño Flores es profesor y activista social en Juárez, Chihuahua, en donde es subdirector académico de la Secretaría de Educación Pública.

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