"Un conservador es un hombre demasiado cobarde para luchar y demasiado gordo para huir"
(Elbert Hubbard).
José Luis Treviño Flores* / Edición de 4 Vientos
El cerebro del liberal y del conservador (Pixabay).
La posibilidad de tener una jubilación digna cada vez está más alejada para las nuevas generaciones. El ahorro en cuentas individuales mediante las diferentes opciones de las empresas poseedoras de las Afores, dista mucho de ofertar un completo y satisfactorio retiro que hoy, a los 60 años de edad, es imposible.
El esquema de años laborales se ha convertido en la imposibilidad de ser muy joven y sin experiencia para trabajar, y ser muy viejo para conservar el empleo; pero el discurso neoliberal es que las personas, mientras tengan energía, deben emplearse.
Su lógica de explotación es la de "te mueres trabajando en lo que sea, aun cuando te despidan o te jubilen" ya que esa "jubilación" nunca será justa ni suficiente.
Los recursos de pensión se los llevó el FOBAPROA (Fondo Bancario de Protección al Ahorro) para nunca más volver. Una deuda bancaria de 552 mil 300 millones de pesos pasó de ser privada a pública, imposición que los mexicanos seguimos dada la alta tasa de interés contraída desde 1990 a la fecha.
A esa cantidad sumemos el saqueo desmedido de nuestros recursos naturales y energéticos, así como la avaricia de la inversión extranjera que se dedica a eliminar nuestras posibilidades de autosuficiencia y soberanía.
De esta forma la política de repartir parte del presupuesto nacional a los adultos mayores, a los discapacitados, a los jóvenes y los estudiantes por parte del gobierno se convierte en el principal debate de la derecha, la cual argumenta que el poder ejecutivo desperdicia recursos públicos en convertir a millones de mexicanos en "huevones", mala razón usada mediáticamente por la aspirante conservadora a la Presidencia, Xóchitl Gálvez.
Se olvidan de que el sueño del adulto mayor no es el de "morir trabajando", Labora porque no tiene otra opción luego de que le quitaron la posibilidad de tener una pensión o jubilación digna, con montos suficientes para vivir con dignidad sus últimos años.
La intolerancia (Adobe Stock)
Los gobiernos conservadores no son capaces de ver más allá de los índices de productividad. Piensan que éstos, mientras generen plusvalía, son buenos ejemplos del valor de la explotación laboral. Estiman que el adulto mayor "es muy viejo para ser contratado", o "muy anciano para no sentir por ellos lástima por su condición de miseria en la que viven tan sólo porque así lo decidieron".
Esta doble moral neoliberal impera en la política económica y social impulsada por los conservadores desde hace más de 30 años. Vamos más atrás. En el origen del "México Independiente" los criollos nunca pensaron en la libertad absoluta para todas las clases sociales. Lo que en verdad deseaban era ejercer el control político y económico de la Nueva España; es decir, ser ellos los que explotaran los recursos del país, premisa que lograron una vez consumada la independencia. Primero pugnaron por continuar con el esclavismo de los indios y simular una "democracia" que otorgaba ciertos beneficios políticos a los mestizos.
Durante la Guerra de Reforma, las huestes criollas hicieron hasta imposible por conservar sus privilegios, como traer a un emperador extranjero: Maximiliano de Habsburgo.
Luego, en el Porfiriato, buscaron erradicar a los viejos esclavistas para dar paso a los patrones industriales, a quienes trataron de convencer de que en México era mejor crear una nueva forma de esclavitud laboral ya que el mundo estaba cambiando y era necesario renovar a la economía del país... excluyendo de ella a los desprotegidos.
Bajo ese esquema comenzaron a llegar a la nación las grandes empresas extranjeras. Para ellas había disponibilidad de todos los recursos, mientras que en la clase gobernante únicamente había un proyecto: "Hazme rico y te doy hasta la última piedra de México".
Hoy sabemos que los conservadores mexicanos nunca se han caracterizado por su inteligencia y forman una de las oligarquías más ignorantes y estúpidas del planeta. Todo entregan y todo critican. Son el lumpen del capitalismo global. Se venden al mejor postor y se traicionan entre ellos. Pactan con la delincuencia organizada a través de políticos marioneta o personajes violentos y siniestros. Y no dudan en poner en manos su futuro político en manos de gente tan anodina como Xóchitl Gálvez. Tienen los recursos humanos y económicos para tramar atentados, magnicidios y hasta golpes de estado. Por eso son tan peligrosos cuando pierden.
Ubicación de la inversión extranjera en México hasta agosto de 2021 (Infográfico: UNAM).
¿México está en peligro de perder el camino de lo andado a partir de 2018? Sí, lo está. Las señales así lo muestran: los conservadores han cometido micro atentados, generan terror, violencia y desinformación en todo el territorio, y aplican una descarada campaña mediática de odio y mentiras en torno al gobierno progresista.
Se han sumado a la ultraderecha internacional y en el extranjero claman por el intervencionismo que incluya la imposición de un gerente que les devuelva sus privilegios. Tienen recursos políticos y económicos ilimitados incluso para impulsar asesinatos, terror y golpes de estado, además de hacer valer su influencia en el poder judicial de la federación.
Aún le tienen miedo a un pene erecto, a una vagina, a la diversidad sexual, a los libros de texto gratuitos, y a la educación a favor de las artes, cultura, la tolerancia y la inclusión.
Así, este 2024 representa un nuevo parteaguas para nuestro país: avanzamos o retrocedemos. Y en esta disyuntiva también acecha la elección de falsos candidatos en la izquierda mexicana, políticos sin escrúpulos listos a traicionar al "lopezobradorismo" con una agenda neoliberal disfrazada de "progresismo democrático".
Los conservadores quieren todo y no ceden nada. Quieren acabar con las políticas sociales incluyentes del gobierno, por lo que debemos estar listos a defender la recuperación del acervo cultural e histórico de la nación, así como los logros obtenidos en economía, educación, salud y otros ramos de la vida pública y colectiva, llamando a todos los mexicanos a esta lucha sin importar lo recóndito en donde los progresistas habiten.
Esto solo será posible si impedimos a los conservadores y a los oportunistas hacerse del poder.
"No quise decir que los conservadores sean estúpidos. Yo quise decir que la gente estúpida generalmente es estúpida"
(John Stuart Mill).
* José Luis Treviño Flores es profesor y activista social en Juárez, Chihuahua, en donde es subdirector académico de la Secretaría de Educación Pública.
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