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MUSA VERDE: Viviendo nuestra biodiversidad

¿Qué es la biodiversidad? El entender común refiere que es igual al número de especies e individuos que existen en el planeta, un continente, un país o una región terrestre o marina más pequeña.

 

Horacio de la Cueva* / Edición 4 Vientos



Imagen: DKV.



Bajo esta definición, defender la biodiversidad es igual a proteger especies e individuos, así como mantenerlos vivos en el espacio donde habitan.


Pero la biodiversidad es más que eso. Empieza en la huella de vida más pequeña que podemos encontrar (en el suelo o el agua), así como en moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN o DNA, por sus siglas en inglés) que contiene la información genética usada en el desarrollo y funcionamiento de todos los seres vivos,​ por lo que es el responsable de la transmisión hereditaria que da forma y función a la vida.


Igualmente, la biodiversidad pasa por individuos, especies, biomas (como el desierto o la tundra) y los grandes paisajes planetarios.


Por eso, para lograr una economía sustentable con los bienes y recursos naturales locales primero debemos conocer y entender nuestra biodiversidad.


Este conocimiento tiene huecos y barreras que debemos cerrar y superar para su mejor uso sustentable. Para taponar esas oquedades debemos saber qué nos falta por conocer y estar preparados para desafiar las sorpresas que el cambio climático traerá a los seres vivos.


Deberemos adaptarnos a nuevos patrones climáticos y aceptar que nuestro ambiente cambiará, que algunas especies se irán a otro lado o se extinguirán, y que otras llegarán a vivir al clima al que están adecuadas.


Nuestras barreras son los pocos canales de comunicación, o, tristemente, la nula comunicación que existe para informar y comprender que hemos cambiado nuestro mundo, que debemos cambiar nuestra forma de vida concordantemente.


No todos haremos lo mismo; podemos pintar el paisaje de diferentes colores, pero en la misma dirección.


También, para lograr nuestros fines debemos crear y fortalecer colaboraciones regionales y binacionales entre instituciones de investigación, oficinas gubernamentales, asociaciones civiles, tribus, pueblos, comunidades e individuos cuya responsabilidad y preocupación es mantener a toda costa la biodiversidad.



Imagen: Dreamstime.



Igualmente, tenemos que definir metas comunes mientras mantenemos las de interés propio; debemos crear conocimiento y datos que sean útiles a toda persona interesada. Serán instaurados con recursos públicos y por eso deberán ser accesibles al público.


Esta disponibilidad es necesaria para promover la discusión constructiva, evitar problemas de comunicación y errores en la adquisición y uso del conocimiento.


Ya mencionamos que, para entender y usar sustentablemente la biodiversidad, debemos conocerla mejor. A quienes la estudiamos nos queda la responsabilidad, además del gusto de dar a conocer la información que conocemos, o nuestra falta o ignorancia de ella, así como las consecuencias positivas y negativas de nuestro trabajo.


Para lograr esta comunicación es necesario contestar qué podemos hacer para comprender que, nuestra visión del mundo no es un reflejo verosímil de la realidad del siglo XXI.


¿Cómo incorporamos en las redes sociales, en la comunicación masiva, en la currícula de educación y en las nuevas formas de vida sustentables, una nueva visión del mundo?


Y en ese sentido, ¿cómo veo nuestro camino hacia un futuro sustentable?


Alcanzar el uso sustentable de la biodiversidad requiere que tengamos una visión de a dónde queremos llegar a mediano y largo plazo.


Las ciudades crecen y las personas que trabajan en el campo están disminuyendo. Por esta realidad innegable, las ciudades ahora deben promover y establecer el transporte público limpio y sustentable.


También generar energía alterna de manera local, instalar industrias que promuevan la economía circular, e implementar el concepto de “basura cero” donde los deshechos se reusan, valorizan y reciclan.



Basura cero es una significación de vida sustentable, que principalmente de basa en la reutilización de residuos que de otra manera serían almacenados y/o incinerados, contribuyendo así a la descontaminación del ambiente (Imagen: iStock).



Debemos asegurar que quienes trabajan el campo tengan las herramientas, insumos y agua necesarios para todas sus actividades, y pagar precios justos por sus productos.


Y dada la crisis permanente de agua que sufrimos, habrá que regar los campos por goteo y promover las inversiones de capital que se requiere para tecnificar la agricultura.


Me preocupa que en un mundo con abundancia y diversidad de información nos hayamos aislado en pequeños grupos de personas e ideologías, lo que no nos permite distinguir entre dogmas, opiniones e información.


De esta manera, ¿cómo abrimos los brazos y la mente para superar las barreras que limitan nuestra forma de ver la realidad?


Por ejemplo, partamos de un hecho: el mantenimiento de la biodiversidad regional requiere que en nuestro futuro existan “fronteras más porosas”.


Es decir, la construcción de la barda fronteriza, tan alabada por Donald Trump y seguida por todos los presidentes estadounidenses, impide el libre paso a personas, plantas, animales, agua y vientos necesarios para mantener la biodiversidad.


Construyamos cruces fronterizos más porosos, con mayor confianza y un mejor flujo de vehículos que permitan garantizar una mejor calidad de vida, más tiempo para vivir y emitir menos contaminantes.



El voto es libre, secreto y determinante. ¡Ejércelo!



* Horacio de la Cueva Salcedo es doctor en Zoología por la University of British Columbia, Canadá. Investigador titular del Departamento de Biología de la Conservación en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese). Especialista en biomecánica, conservación de especies y ecosistemas, así como divulgador de la ciencia.

 

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