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DESDE LA IZQUIERDA: ¿Pueblo y partido pueden convertirse en la clase dirigente?


“El problema de toda organización política no está en sus diferencias internas, sino en comprender cómo puede el pueblo y su partido volverse clase dirigente”

Antonio Gramsci.


Siempre hay dos clases de prensa: “la vendida y la que está en venta”. Hoy, 107 años después del Porfiriato, casi todos los medios convencionales en México siguen estando controlados, vendidos o en venta.

 


 


Jesús Sosa Castro* / Edición: 4 Vientos

 


 




Y el poder económico compró partidos completos y a los llamados “intelectuales orgánicos”, a quienes Antonio Gramsci los describió como “la disciplina y la fidelidad” al sistema.


En México el PRIANMC, en sus años de existencia, abonó mucho en esta dirección. Se trata de un ejército de borregos que sólo levantan la cola para suscribir cuanto les ordenan sus patrones de la derecha.


Creo que parte de lo que son estos mecanismos de control político y social se debe a que la izquierda aún no conmueve a la mayoría de los grupos urbanos, a los obreros y a los campesinos.


La izquierda no entiende que, unida, puede ser un torrente imparable para cambiar a profundidad la vida nacional.


La cultura de la sumisión al viejo poder todavía existe, aunque la mayoría ya le hacemos honor a la dignidad democrática.


El resto, castrado ideológica y políticamente, ha hecho de sus posiciones el mejor punto de apoyo a la procreación de un hato de rumiantes domesticados. No saben ni quieren ni pueden organizar a los obreros, a los campesinos y a los movimientos sociales porque continúan sometidos a la lógica y al interés del poder burgués.


Es por estas razones que la inteligencia que milita en Morena está obligada a profundizar en su trabajo. No se trata sólo de forzar a los medios para que ya no sigan mintiéndole a la gente. Se trata, a mi juicio, de abrir expectativas de participación a la militancia.



Video en Youtube, Canal Lifeder Education.



Lo que importa es que la base partidista se organice, debata, se ligue al movimiento de masas y se introduzca en su conciencia la necesidad de cambiar la vida del país.


Hablo de desterrar los dobles lenguajes y las desconfianzas mutuas.


Morena debe ser fiel a sus principios y a sus ideales. Debe cumplir con sus dichos de que no repetirá los vicios de otros y que impedirá que personas o grupos desfiguren su rostro humanista.


Sostengo que aún enfrentamos a un Goliat lleno de mañas y de recursos. Y si hemos de participar en estas condiciones, disputando los espacios a los que el pueblo tiene derecho de acuerdo con el Artículo 39 de la Constitución, tenemos que usar todos los medios que esta norma jurídica faculta porque no sólo se trata de ejercer un derecho, sino también de asumir una responsabilidad, una obligación.


Hay que hacer que esos espacios de poder sirvan a los intereses del pueblo. Utilizar el congreso debe significar un paso adelante en la intención de cambiar y poner al desnudo el carácter mistificador de las instituciones representativas.


Si Morena profundiza su cercanía con los obreros, campesinos, jóvenes, trabajadores y clase media; si sus ideólogos e intelectuales concretan el proyecto político y económico que proponen; si además la democracia convierte sus acciones y dichos en una práctica común que determine la función del partido al servicio de la gente, Morena se convertirá, sin duda alguna, en la principal fuerza política que, junto al pueblo, ahonde en el cambio que México necesita.


Nuestro partido puede convertirse en el ejemplo y en la diferencia respecto de los otros partidos.



 


* Jesús Sosa Castro es activista social de la Ciudad de México. Articulista y colaborador en diversos medios de comunicación impresos y digitales, fue miembro del Partido Comunista Mexicano y de todas las organizaciones político-electorales que de él se desprendieron.

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