Se fue el hombre y líder más querido y amado por su pueblo. En efecto, este martes primero de octubre de 2024, Andrés Manuel López Obrador entregó la banda presidencial a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
Jesús Sosa Castro* / Edición: 4 Vientos
Imagen: Cuartoscuro.
Millones de niños, jóvenes y viejos nos quedamos con la historia que López Obrador escribió a lo largo y ancho del país.
Y aunque de sobra sabemos que la doctora Sheinbaum tiene los conocimientos, la experiencia y los arrestos para poner en su sitio a los enloquecidos y frustrados que han ofendido, injuriado, provocado y agredido a nuestro hoy expresidente, la figura y la imagen políticas de AMLO no podrá ser manchada por los ladridos de los ignorantes, agresivos y súbditos colonizados.
Las cargas ideologizadas y la demora política y cultural de la derecha provocadora y fascista, las podemos entender como aquellas grandes dosis de amargura, frustración y rencor que los consume desde el inicio de la lucha del líder más grande que ha tenido el país en las últimas décadas.
Sin embargo, los ataques, las insidias, el dinero, las campañas sucias y el papel de la mayoría de los medios de comunicación convencionales no fueron suficientes para que la oposición saliera de su cretinismo, de su falta de talento y de su miopía.
Resultaron muy pequeños para enfrentar a un gigante, a un genio de la política que creció proporcionalmente a los vituperios, la estupidez y la rabia descontrolada exhibida por los “fachos”.
Los actos de despedida de López Obrador y los discursos de los presidentes saliente y entrantes realizados en diversas regiones de la república, dejaron súpitos a los que yacen a ras del suelo lamentando y llorando sus derrotas.
Y eso fue así porque nunca entendieron el proyecto político del genio que parió Tepetitán.
Video: portal sinembargo.mx
El coloniaje mental y la ignorancia de los conservadores llevaron a éstos a decir con desprecio que el tabasqueño es un “indio pata rajada”. No se dieron cuenta de que Andrés Manuel siempre fue y es un quijote que vislumbraba un cambio de país que ubicó más allá de los molinos de viento.
En el pensamiento y en el alma de López Obrador anidaba la pasión y el fuego que encendió la antorcha que alumbra el camino hacia la libertad, la justicia y la democracia de un pueblo hasta entonces subyugado.
Y fue así como el pasado 30 de septiembre se cayó el mundo a los opositores de oficio, a los provocadores y a los fascistas. Su odio y sus frustraciones quedaron exhibidos como lo que son: instrumentos vacíos e ignorantes.
En su andar político no fueron capaces de presentar al pueblo un proyecto de gobierno. Igualmente, hicieron de la crítica, la injuria y la provocación un modus operandi ocioso, irracional y fascista.
Simplemente no fueron capaces de acercarse a los sentimientos y a las demandas más sentidas de la gente. Por ello su desaparición como fuerza opositora está a la vista: en 2027 provocaremos y asistiremos a su entierro definitivo.
Y es que entre más rabiosos se muestran ante el avance de la 4T más crece el apoyo y el orgullo que da tener, a partir de este 1 de octubre, a la doctora Claudia Sheinbaum como presidenta.
Y para conocimiento y enojo de los “fachos”: Este enorme momento de contento se da porque, desde el 2018, es el pueblo quien está salvando al pueblo.
* Jesús Sosa Castro es activista social de la Ciudad de México. Articulista y colaborador en diversos medios de comunicación impresos y digitales, fue miembro del Partido Comunista Mexicano y de todas las organizaciones político-electorales que de él se desprendieron.
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