Trump, Musk y la nostalgia del apartheid en Sudáfrica
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Actualizado: hace 5 días
Donald Trump se despertó esta mañana con una loca declaración, alegando que las tierras tomadas a los blancos después del fin del apartheid en Sudáfrica deberían ser devueltas a sus antiguos propietarios.
Soumaila Diawara* / Edición: 4 Vientos

Pero Trump y su "amigo" Elon Musk parecen haber olvidado un detalle fundamental:
Las tierras expropiadas bajo el gobierno de Nelson Mandela no eran sólo tierras agrícolas, sino minas que los blancos habían confiscado durante el régimen de apartheid.
Mandela, después de conceder la amnistía, permitió a la familia Musk llevar a los Estados Unidos la riqueza acumulada ilegalmente bajo el apartheid, ayudando a hacer de Elon el hombre más rico del mundo.
Estos son activos de propiedad estatal, transformados en propiedad privada mediante saqueos coloniales.
Entre ellos, el famoso diamante Emerald Star, parte de las piedras preciosas extraídas de las minas de esmeralda que el padre de Musk, Errol Musk, poseía entre Sudáfrica y Zimbabwe.
Además de las esmeraldas, Errol Musk también comerciaba con cromo, un mineral esencial para la producción de acero inoxidable y otras aleaciones industriales.

No se esperaba la respuesta del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa a Trump:
"No nos importan tus impuestos.
De todos modos, no exportamos nada a los EE. UU.
Vas a venir a comprar nuestros recursos.
Si estos son los tonos, tenemos otros socios más civiles y educados para vender nuestros productos, desde Europa hasta China.”
Mientras tanto, la presidente de Namibia Netumbo Nandi-Ndaitwah, recién elegida el 21 de marzo y ella también involucrada en la controversia, respondió a Elon Musk con palabras agudas:

“Puedes dar la lección de civismo a cualquiera, excepto a nosotros.
Porque tu abuelo, que vino de Canadá, y tu abuela, que es alemana y nazi, no sólo ocuparon Sudáfrica y Zimbabwe, sino que también contribuyeron financiera y militarmente al primer genocidio del siglo 20 en Namibia, financiando tropas alemanas.
La resistencia fue brutalmente masacrada: cientos de miles de mujeres y niños fueron dejados morir en el desierto de Kalahari por las tropas alemanas, mientras que los suministros de alimentos fueron quemados o envenenados y los pozos de agua estaban contaminados”.
Pero la presidente de Namibia no se contuvo: revocó todas las exenciones fiscales para las empresas estadounidenses en su país e impuso una obligación de visado para los ciudadanos estadounidenses.
También advirtió que cualquiera que se encuentre en el país sin visa será tratado exactamente como Trump está tratando a los inmigrantes en los Estados Unidos.
¿Quién lo hubiera pensado?
Además de una lección de historia, también vienen bofetadas baratas.
* Soumaila Diawara nació en Bamako, Malí, donde se licenció en Ciencias Jurídicas. Durante su etapa universitaria comenzó su experiencia política participando activamente en movimientos estudiantiles junto a la sociedad civil. Después se unió al partido de oposición "Solidarité Africaine pour la Démocratie et l'Indépendance" (SADI) en el que ocupó el cargo de líder del movimiento juvenil. En 2012 se vio obligado a abandonar Malí al ser acusado injustamente, junto con otras personas, de un atentado contra el presidente de la Asamblea Legislativa. A través de la ruta migratoria del Mediterráneo central llegó a Italia, donde solicitó asilo. Es autor de Sueños de un hombre, nuestra civilización y Las cicatrices del puerto seguro.
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