Las noticias falsas y los chismes que propagan desinformación para influir en grupos y sociedades enteras han existido desde antes de la internet.
David Megias* / The Conversation / Edición 4V
El indigno menú de posibilidades que ofrecen las noticias falsas y los chismes cibernéticos (WordPress).
En la sociedad hiper digitalizada actual, las redes sociales y otros medios se han convertido en los principales canales para la difusión de desinformación. La nota falsa no solo incluye texto, sino también la manipulación de imágenes digitales, videos y audios.
La detección de desinformación es un campo de investigación que integra disciplinas como ciencias de la comunicación, sociología, análisis de datos e informática.
El aprendizaje automático es una herramienta esencial para clasificar la información falsa. Este consiste en el entrenamiento de modelos de redes neuronales con amplios conjuntos de datos para identificar patrones y características distintivas de las noticias artificiales y las legítimas.
La aplicación exclusiva de esa técnica, en este contexto, presenta algunos inconvenientes. En primer lugar, la constante evolución de las tácticas empleadas por los creadores de noticias falsas los impulsa a adaptarse rápidamente a las nuevas tecnologías y enfoques de detección. En este ciclo constante de mejora, ambos lados se ven envueltos en un bucle infinito.
Imaginemos un escenario donde los creadores de material simulado utilizan algoritmos de inteligencia artificial (IA) generativa para producir contenido cada vez más sofisticado y convincente.
Frente a este modelo, los patrones de aprendizaje automático usados para la detección de desinformación se ajustan y mejoran para reconocer los patrones más recientes de creación de deepfakes (audios y videos creados con IA); sin embargo, esta respuesta desencadena una contra adaptación por parte de los generadores de noticias falsas, quienes refinan sus estrategias para evadir las nuevas medidas de detección.
El peligro de las DeepFake, o el maligno uso de la IA (Imagen: scroll.morele.net)
Esta dinámica conlleva una competición infinita de mejora constante, donde tanto los ganadores de desinformación como los detectores se enfrentan en una verdadera carrera armamentística.
En este contexto nace el watermarketing digital como una herramienta poderosa que consiste en un conjunto de técnicas que permiten incrustar información oculta de manera imperceptible en contenidos multimedia e incluso en textos, lo que abre un abanico de posibilidades cruciales en la lucha contra la desinformación.
El watermarketing se clasifica en dos categorías principales: robusto y frágil. La primera, resistente a modificaciones, permite identificar el origen o el propietario de un contenido. Así se ayuda a legitimar la información procedente de agencias y medios de prestigio. El mecanismo de extracción de las marcas ocultas facilita la identificación de la fuente de contenidos previamente marcados.
La marca frágil y semi frágil es muy eficaz para detectar manipulaciones fraudulentas. Al incrustarlas antes de distribuir el contenido, los detectores pueden identificar fácilmente fragmentos modificados sin apenas falsos positivos.
Igualmente, el watermarketing digital puede combatir la desinformación en tres escenarios clave:
- Confirmación del origen de noticias legítimas: Al integrar marcas robustas en contenidos de información para validar su origen, las agencias y los medios de comunicación pueden beneficiarse de una trazabilidad irrefutable, lo que descarta sospechas de contenidos ficticios y fortalece la veracidad de su información.
- Autenticación de noticias legítimas: Si se incrustan marcas frágiles o semi frágiles en contenidos de noticias, los usuarios pueden verificar su legitimidad, aparte de que capacita a ls ciudadanía en la toma de decisiones autónomas e informadas sobre la credibilidad de las noticias que reciben.
Ya es posible identificar videos falsos hechos con IA y a quiénes son sus creadores. Ahora falta fortalecer la cultura de la denuncia judicial, empezando por los gobiernos que son objeto de estos fraudes, para detener por delitos cibernéticos, y los que resulten, a los creadores de la desinformación (Imagen en elespañol.com
- Trazabilidad de información falsa: Frente a la proliferación de noticias falsas, la trazabilidad implica la inserción de marcas rastreables en contenidos que luego se han identificado como falsos. Estas marcas actúan como migas de pan digitales que permiten rastrear la fuente de la desinformación hasta su origen y desacreditar a los creadores de información fraudulenta.
Al romper la dinámica de la carrera armamentista y reducir el porcentaje de falsos positivos, la aplicación de watermarketing y aprendizaje automático proporciona un enfoque equilibrado y efectivo para enfrentar los desafíos complejos de la desinformación en la era digital.
La capacidad de validar la autenticidad de las noticias, rastrear su origen y mitigar los riesgos de identificación errónea sugiere que el futuro de la detección de desinformación reside en la diversificación de estrategias tecnológicas que ofrezcan apoyo a la ciudadanía para tomar decisiones informadas con base a la unión de esfuerzos para fortalecer nuestra defensa esencial.
Aprovechar diferentes enfoques nos permite además forjar un futuro donde la confianza en la información prevalezca y cada persona sea una defensora activa del derecho a la información rigurosa en la red.
* David Megias es catedrático de Seguridad y Privacidad de la Información en la Universitat Oberta e Catalunya, España.
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