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MUSA VERDE: El futuro de nuestra energía. ¿Cuál es la estrategia mexicana?

El petróleo y la empresa gubernamental Petróleos Mexicanos (Pemex) son parte de México. Seguimos celebrando la expropiación petrolera por Lázaro Cárdenas que a partir de 1938 permitió al país explotar este recurso que, como muchos otros caudales y servicios presentes en el país, se convirtió en el negocio particular de políticos y líderes sindicales.

 

Horacio de la Cueva Salcedo* / Edición: 4 Vientos

 

En costas, sierras, desiertos, ríos, valles y mares mexicanos está la nueva energía que hará sustentable el desarrollo de México (Imagen: mexicoenergyllc.com.mx)



El petróleo sigue siendo parte de las noticias nacionales. Por ejemplo, un incendio en la refinería de Minatitlán que no pasó a mayores por la pronta acción para controlarlo atrajo la atención del país, pero el hecho nos hizo recordar la cantidad de energía que guarda el hidrocarburo y la importancia que esta forma de generar energía tiene en nuestra vida diaria.


Somos dependientes del petróleo no sólo por los ingresos que genera, sino también porque “mueve” a la nación ya que sigue siendo nuestra principal fuente de energía.


Esta situación es insustentable porque el petróleo, el carbón y el gas natural se van a acabar, y si no buscamos alternativas podemos quedarnos colgados de la brocha sin industrias, hospitales, alimento, transporte y un largo etcétera.


Igualmente siguen siendo parte de las noticias diaria las averiguaciones ministeriales sobre dinero entregado a legisladores afines al entonces presidente Enrique Peña Nieto, que iban a votar a favor de la reforma que facilitó aún más la inversión privada extranjera en la industria petrolera y de energía alternativa.


Se trataba de una recompensa indebida para facilitar ganancias de inversionistas extranjeros.


Y en este gobierno, en las cámaras legislativas y en la prensa se discutieron las consecuencias y costos de una nueva reforma energética que limitó la inversión extranjera en energías alternas, con huella de carbono mínima, mientras que la misma reforma promovió el uso de carbón y petróleo para la producción de energía por las industrias paraestatales de siempre: la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Pemex.


Ahora, la oposición cuestiona el costo de las compensaciones monetarias por incumplimiento de contratos y la violación de tratados internacionales.





Hemos presenciado un diálogo de sordos donde hay poco de razón y muchos problemas en ambas facciones, las que se asumen como las únicas posiciones existentes en cuanto al uso, generación, propiedad, derechos y consecuencias del uso de cualquier fuente de energía.


No veo una inquietud por parte de algún partido político, o agencia gubernamental que busque promover el uso de energías alternativas de forma autónoma en una casa o una comunidad.


Tampoco veo una oposición clara a la energía nuclear, siempre de consecuencias graves por accidentes y, más que nada, la persistencia de sus desechos tóxicos en el ambiente por miles de años.


 

"Ya he postulado que es posible y deseable generar energía solar, eólica o minihidráulica de forma descentralizada y para autoconsumo en el hogar; no veo por qué no podemos promover esa autonomía en las industrias": Horacio de la Cueva.

 

No veo que el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCyT) promueva el desarrollo de procesos de energía sustentable aun cuando existen campos experimentales de energía solar y hay estudios para obtener energía de olas y mareas, pero, por falta de apoyo oficial, no tienen la prioridad que necesitan para crecer y desarrollarse hasta llegar a su aplicación final en campo.


Repito, los combustibles fósiles se van a terminar y debemos estar listos para la ocasión.


Para mí no es claro cuáles serán las fuentes de energía en el México del futuro, pero sin duda no son los combustibles fósiles.





Insisto: promover su uso u objetarlo como lo hacen los gobiernos, los empresarios y las instituciones políticas, sin iniciar nuevas fuentes autónomas de energías alternativas como no lo hacen los actores antes mencionados, es traicionar el futuro de México; es venderlo a intereses personales, políticos, económicos y financieros a corto plazo.


Ahora bien, crear un futuro energético sustentable para México no es sólo promover el desarrollo y uso de energías alternativas para todos. También es promover un uso más racional, sustentable de la energía.


¿Dónde están las leyes que obligan el uso de vehículos más eficientes? ¿Dónde están más y mejores incentivos para promover el uso de energías sustentables? ¿Dónde está la promoción del consumo de productos locales que disminuya los costos de transporte por el uso de productos foráneos?


¿Dónde están las plataformas políticas realmente comprometidas con el bienestar social mediante el uso de fuentes autónomas de energía?


No espero que los gobiernos, legisladores, políticos, industrias y otros negocios tradicionales promuevan el cambio hacia un futuro energético sustentable. Sólo pido que exijamos el cambio a estos personajes, sean visibles u ocultos, del desarrollo sano y sostenido de México,


Sólo pido que apoyemos con nuestras acciones, nuestro dinero y nuestras buenas ideas y palabras, a todas aquellas personas, instituciones científicas y negocios particulares que promuevan el uso racional, amigable y sustentable de la energía con sus acciones y productos.


Sólo espero que empecemos por la casa.



 

* Horacio de la Cueva Salcedo es doctor en Filosofía (Zoología) por la University of British Columbia, Canadá. Es también investigador titular del Departamento de Biología de la Conservación en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese). Especialista en biomecánica, conservación de especies y ecosistemas. Asimismo, es divulgador de la ciencia y colaborador de 4V.


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