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DESDE LA IZQUIEDA: A Morena hay que cambiarle cuerpo y alma

 

De norte a sur y de este a oeste, el crecimiento de Morena pareciera que avanza de manera incontenible. Franjas enormes de pueblo, de campesinos, artistas, estudiantes, maestros, cristianos, católicos e intelectuales acompañan este hecho como una expresión de hartazgo en contra de las políticas entreguistas del PRI, del PAN y del MC. 


 

Jesús Sosa Castro* / Edición: 4 Vientos


 

Una protesta, una exigencia que ya se repite cotidianamente en todo el país (Imagen: Global Media).


 

Explicar este fenómeno no resulta sencillo. Más aún cuando personas y grupos de distintas formaciones y prácticas políticas nos sorprenden con su arribismo demencial.

La autocomplacencia que se observa en Morena, pensando que ya tenemos el partido inexpugnable, es un error garrafal.


Los brotes de corrupción interna y diferendos por espacios de poder entre personajes del movimiento de transformación ya han desatado una campaña de lodo en contra de nuestro proyecto.


¿Qué hacer para que el empeño de millones de personas interesadas en profundizar el 2º piso de la 4T y hacerse morenistas no sufra un descalabro y una desilusión que dificulte o impida el pregón que se propaga afirmando que ahora sí seremos invencibles?


¿Ya estamos listos para derrotar los residuos de una derecha calenturienta y entreguista que quiere seguir trabajando para el capitalismo transnacional, ajeno a los intereses del pueblo y de la nación?


Para evitar sorpresas sería conveniente entender que el objetivo de hacer grande al partido solo se puede lograr con la articulación de todas las resistencias populares más desarrolladas, con la construcción de una fuerza popular, con una desplegada fortaleza ideológica, política y organizativa que sea la contraparte de los roídos cimientos de la derecha fascista, colérica y moralmente derrotada.


 

En 2021, la protesta contra la imposición de candidatos en Baja California, pero antes ya se habían infiltrado en Morena los priistas. con Xicoténcatl Leyva Mortera y Jaime Bonilla Valdez; y los panistas con Carlos Torres y María del Pilar Ávila Olmeda (Imagen: Periodismo Negro).


 

Necesitamos una dirección de revolucionarios competentes que entienda cuál es el blanco principal de nuestra lucha, que unifique a todas las resistencias, que haya una consigna única, que trabaje en sincronía en tiempo y lugar y, sobre todo, que esté dispuesta a poner en juego prácticas que propicien el trabajo colectivo, el debate de las ideas y la potencialización de las acciones movilizadoras.


Cuando esto se dé Morena el partido se convertirá en la fortaleza que buscamos.

Este ejercicio expresa una postura colectiva. Señala que el trabajo casa por casa debe ser lo que atrape a todos los participantes para empujar un proyecto común. Sin esto, el entusiasmo que se manifiesta en los actos de masas que se realizan a la fecha no serían el cuerpo y el alma del partido.


Requerimos que éste resista la embestida bestial de nuestros enemigos de clase, que jamás vuelva a las prácticas antidemocráticas, a las clientelas electorales y a los operadores políticos llenos de ambición y de mañas.


Asimismo, que ataje la recurrencia de una construcción de grupos de poder, que no castre a su fuerza popular y que impida el crecimiento de nuestro desencanto.


Tenemos que crear una fuerza proletaria y popular que pare de golpe los intentos de banalizar la esperanza, defraudar al pueblo y echar por la borda el trabajo y el esfuerzo de la militancia.


Aún estamos a tiempo de hacerlo.


 

* Jesús Sosa Castro es activista social en la Ciudad de México. Articulista y colaborador en diversos medios de comunicación impresos y digitales. Fue miembro del Partido Comunista Mexicano y de todas las organizaciones político-electorales que de él se desprendieron.

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