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INFORMACIÓN: La huella ambiental de la comida que tiramos a la basura. México aporta el 35% de sus alimentos

La producción de alimentos tiene una huella de carbono que proviene del uso de terreno y de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente. Un 22 % de estos comestibles termina en la basura y con ellos todos los recursos utilizados en el proceso.

 

4 Vientos



Las mayores pérdidas se registran en las frutas y hortalizas, que son los alimentos más frescos y nutritivos para su consumo (Agencia AP)



En esta espiral demencial, México aporta anualmente 20.4 millones de toneladas (35% del total de sus alimentos), lo que representa un costo de 25 mil millones de dólares equivalentes al 2.5% del producto interno bruto nacional (PIB).


Oscar González Recio, investigador especializado en mejora genética animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria de España, al comentar el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) respecto al desperdicio de alimentos en el mundo, comentó:


“En los últimos tiempos hemos oído hablar de la importancia que nuestra dieta tiene en el cambio climático. Según la FAO, la contribución al cambio climático de la dieta en los hogares es alrededor de un 19 %. El transporte y la energía suponen el 39 %"

Recordó que durante su participación en la COP25 celebrada en Madrid, en una mesa redonda sobre emisiones GEI en los sectores agrícola y ganadero, se puso de manifiesto la importancia de los avances tecnológicos para reducir las emisiones.


“La moderación del consumo y la reducción del desperdicio alimentario son también puntos fundamentales que destacan en el estudio”, agregó.


Detalló que el informe de la FAO analiza el desperdicio alimentario y su impacto medio ambiental en función del origen de los alimentos (vegetal o animal).


Se identificó que la producción mundial de alimentos de origen vegetal es de unos 4 800 millones de toneladas, principalmente cereales, seguidos de verduras, hortalizas y tubérculos.



Infografía: Banco Mundial.



En comparación, la producción de alimentos de origen animal ronda los 1 000 millones de toneladas, que suponen entre el 17 y el 18 % de la producción total de alimentos en el mundo.


La FAO puso de manifiesto que en el mundo, anualmente, se desperdician 1 100 millones de toneladas de alimentos vegetales (un 19 % del total). La mayor parte de este desperdicio ocurre durante la producción y en los hogares, a partes iguales.


Otra investigación sobre el tema, que en 2022 realizó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), calculó que el desperdicio per cápita de alimentos en los hogares de los países de ingreso alto fue de 79 kilogramos, en los de ingreso medio alto de 76, en tanto que para los de ingreso medio bajo se contabilizó en 91.


En el caso de los países de ingreso bajo, no hubo un cálculo porque los datos fueron insuficientes.


El especialista destacó que, a pesar del esfuerzo que hizo el PNUMA para generar una metodología de cuantificación, “se considera que todavía se sigue subestimando la magnitud del desperdicio generado por los consumidores, tanto en lo que respecta en los hogares, como en lo que sucede en los servicios de alimentos”.


Sin embargo, la FAO concluyó que el desperdicio mundial de alimentos de origen animal es de 175 millones de toneladas (un 3 % del total), y que el sobrante supone un uso subóptimo de recursos cuya producción conlleva una huella hídrica, un aumento de la tierra cultivable y una emisión de gases de efecto invernadero.


El informe también reveló que los cereales es el tipo de cultivo que mayor huella hídrica supone: un 51 % de la huella de aguas útiles o aguas azules en agricultura y ganadería, seguidos de las frutas, en tanto que la carne supone menos de un 10 % del total de la huella de aguas azules de la agricultura.


Los desperdicios vegetales suponen un 16 % del total de gases de efecto invernadero provenientes de la agricultura, mientras que los productos de origen animal suponen el 7%.



Un estudio del Departamento de Agricultura de EU demostró que la mayoría de las personas que basan sus esfuerzos en llevar una alimentación saludable, o simplemente de seguir la moda, no se preocupan en absoluto por intentar no desperdiciar este tipo de alimentos (Agencia EFE)



“Una reducción total del desperdicio de los alimentos supondría reducir un 23% las emisiones totales de gases de efecto invernadero provenientes de la agricultura y la ganadería, por lo que el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente propone un plan estratégico para una producción y consumos responsables”.


Puso a consideración de los ciudadanos seguir algunos de los consejos que sugiere la FAO para reducir el efecto del problema:


A.- Servir porciones pequeñas en los hogares y los restaurantes ya que es mejor repetir que desperdiciar lo sobrante. B.- Compartir raciones grandes en restaurantes. C.- Ir al supermercado con una lista de la compra.


Asimismo, D.- no comprar con la vista ya que las frutas y verduras “feas” o irregulares son igual de buenas, pero un poco diferentes. E.- Entender las fechas de caducidad y consumo preferente. F.- Donar los excedentes, principalmente los de restaurantes y supermercados (es necesaria una legislación). G.- Hacer compostaje.


“Si bien reducir el desperdicio de comida no salvará el planeta, ayuda a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye a una agricultura y ganadería más sostenibles”, comentó González Recio.

Cabe destacar que, a finales de 2023, el gobierno mexicano, a través del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, destacó que la reducción de las pérdidas y desperdicio de alimentos ofrece varios beneficios para las personas y el planeta, de entre los que destacó:


Contribuir a la reducción del hambre, mejorar la seguridad alimentaria, combatir el cambio climático y mitigar la presión sobre la tierra, el agua, la biodiversidad y los sistemas de gestión de desechos.


“Hace no mucho, indicó la fuente en un comunicado, el profesor Andrea Segrè -cuyas aportaciones han sido fundamentales para entender este problema- advertía que antes de pensar en aumentar la producción, se debería prevenir el desperdicio de alimentos; y fue categórico cuando expreso: ‘Tenemos que enseñar a los ciudadanos que la comida representa un valor y que tiene un impacto en el medio ambiente y en nuestra salud".



En 2020, la Red de Bancos de Alimentos de México recolectó 174.6 millones de kilos de alimento. El 78% de este producto era apto para el consumo humano (Imagen: Reporte Índigo).



En su texto, el gobierno federal no reveló la cantidad aproximada o exacta de alimentos que anualmente se desperdician en México, donde al concluir 2023 el 34% de la población padece inseguridad alimentaria, según un reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).


De acuerdo con esa fuente, en México se desperdicia aproximadamente el 35% del total de los alimentos producidos en todo el territorio, lo que representa un costo de 25 mil millones de dólares equivalentes al 2.5% del producto interno bruto nacional (PIB).


“El desperdicio per cápita de alimentos en México es de 94 kilogramos, superior al promedio mundial de 74 kilogramos. Esta situación contribuye significativamente a la pérdida de biodiversidad y al cambio climático”, destacó el CONEVAL.

El Consejo destacó asimismo que con base al análisis de 79 alimentos, México desperdicia 20.4 millones de toneladas de alimentos cada año, lo que significa tener “grandes impactos ambientales, económicos y sociales” en el país.


Finalmente, la organización identificó como puntos críticos en el desperdicio alimentario:

1.- La falta de infraestructura adecuada; 2.- la ausencia de capacidad para cumplir con estándares sanitarios y, 3.- la escasez de incentivos económicos.


“Estos elementos afectan de forma directa la cadena de suministro desde la producción primaria hasta los mercados mayoristas y minoristas, los hogares y los servicios de hospitalidad”.


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