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INFORMACIÓN: Científicos mexicanos avanzan en tratamiento de hígado graso con nanotecnología

Algunos autores consideran a las enfermedades crónicas del hígado como una pandemia silenciosa porque los pacientes que las desarrollan no presentan síntomas en etapas tempranas, sino tardías, lo cual es relevante para México porque de acuerdo con estudios de salud pública el 50% de la población nacional tiene los factores que contribuyen a tener hígado graso, cifra que es 17% más elevado que el promedio mundial.


Norma Herrera / Todos@Cicese / Edición 4 Vientos



Cuando el daño que provoca esta enfermedad es grave, puede derivar en cirrosis hepática y cáncer de hígado (Imagen: iStock).



En un artículo publicado recientemente por la Royal Society of Chemistry, se indica que alrededor de 33% de la población mundial sufre la enfermedad de hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés), es decir, esteatosis no alcohólica.


De esos pacientes, 30% evoluciona a esteatohepatitis no alcohólica (NASH, en inglés) por la destrucción de los hepatocitos (las principales células del hígado) y activación de células estrelladas hepáticas que generan fibrosis.


Cuando el daño es grave, puede derivar en cirrosis hepática y cáncer de hígado.


Actualmente, no existen tratamientos terapéuticos aprobados para NASH, pero se sabe que la activación de las células estrelladas hepáticas es la que más contribuye a la disfunción de este órgano esencial para digerir los alimentos y eliminar las sustancias tóxicas del organismo.


También se conoce que el uso de nanomateriales para administrar antioxidantes puede tener potencial para reducir la actividad de dichas células hepáticas.


En esta dirección apunta la investigación reportada en el artículo “Antifibrotic activity of carbon quantum dots in a human in vitro model of non-alcoholic steatohepatitis using hepatic stellate cells”, publicado recientemente en la revista Biomaterials Science.


El documento de divulgación fue escrito por investigadores y estudiantes del CICESE: David A. García Topete, Laura A. Álvarez Lee, Gabriela I. Carballo López, Marco A. Uriostegui Campos, Ana B. Castro Ceseña, y un colaborador de la UNAM, Carlos Guzmán Uribe.


El artículo, resultado de la tesis de David A. García Topete, egresado de la maestría en Ciencias de la Vida del CICESE, explica cómo trabajaron con un modelo de cocultivo humano in vitro en el que se consideraron dos factores relacionados con la esteatohepatitis no alcohólica y fibrosis.


En el Laboratorio de Biomateriales del CICESE, García Topete, bajo la dirección de la doctora Ana Bertha Castro Ceseña, trabajó con células estrelladas hepáticas humanas de un donante de NASH diagnosticado y células mononucleares de sangre periférica, particularmente linfocitos.



Conteo manual de células hepáticas humanas (Foto: Cortesía Cicese).



Conjuntando saberes de las “biocosas” y las “nanocosas”, trataron los cocultivos con puntos cuánticos de carbono o lactoferrina conjugada durante 24 horas o 72 horas. Ambos tratamientos redujeron significativamente los niveles de expresión de los genes profibróticos y se analizó la respuesta inflamatoria.


Los hallazgos, señala el artículo, pueden servir como punto de partida para el desarrollo de un tratamiento para NASH utilizando bionanotecnología.


En entrevista con Ana Bertha Castro Ceseña, la investigadora que en sus estudios ha tendido un puente entre la biomedicina y la nanotecnología, señaló que en México al menos 50% de las personas poseen predisposición a desarrollar este mal.


Estableció que la alimentación, el estilo de vida, las enfermedades genéticas como la diabetes, y la resistencia a la insulina contribuyen al desarrollo de males hepáticos.


“Las personas arriba de los 45 años representan la parte de la sociedad más vulnerable a esteatosis o enfermedad de hígado graso; alrededor del 40% de la población en ese rango de edad tiene alguna etapa de hígado graso, con o sin fibrosis”.

Informó que, desde 2019, la Asociación de Gastroenterología en México lo considera un problema de salud pública nacional, con una tendencia al aumento y que en el caso de la investigación la enfermedad se aborda desde la fibrosis, que es un indicador clave de la progresión de la enfermedad.


Después de la fibrosis, seguiría la cirrosis, y si llega a etapa avanzada, la única opción para el paciente sería el trasplante de hígado, que es poco viable e insostenible para el sistema público de salud.


“La enfermedad de hígado graso no alcohólico debe tratarse desde la prevención, pero si ya se hace farmacológicamente debe atenderse en las etapas más tempranas de la enfermedad. Por eso es muy importante la contribución a crear nuevos agentes terapéuticos”.


Por ello, la nanotecnología apunta hacia la medicina personalizada; es decir, ver individualmente las necesidades y las características que tienen los pacientes para evitar, por ejemplo, alergias y para tener un abordaje de la enfermedad mucho más individualizado.



Nanopartículas híbridas observadas a través de microscopía electrónica de transmisión (Cortesía CICESE).



“La nanotecnología nos podría brindar nuevos sistemas tanto de diagnóstico como de terapia mediante la teranóstica que justo combina diagnóstico y terapia en una misma formulación”, destacó la especialista.


Explicó que, así como para construir una casa primero se requieren los planos, permisos y los recursos, en las investigaciones biomédicas primero se trabaja en modelos in vitro, que son relevantes para una enfermedad; los resultados obtenidos in facilitan el seguimiento del desarrollo en modelos in vivo y la fase preclínica.


Así, la investigación básica es la antesala a los ensayos preclínicos. Además, la bioética actual pugna por reducir la cantidad de especies que se utilizan para ensayos in vivo.


Entusiasmados con las investigaciones que realizan, los estudiantes y la investigadora reflexionan:


“Como sociedad debemos entender que la ciencia va avanzando constantemente y vamos comprendiendo mejor lo que investigamos, como en este caso la enfermedad de hígado graso no alcohólico. Para entender mejor cómo surgen las enfermedades, cómo podemos abordarlas y generar terapias más efectivas y seguras, es necesario el apoyo a la investigación y el desarrollo tecnológico”.

No pasó por alto subrayar que lleva tiempo desarrollar un nuevo agente terapéutico potencial; desde la idea hasta todas las fases de prueba: in vitro, in vivo, preclínica, clínica.


“El Estado mexicano necesita seguir apoyando la ciencia, con prioridad a enfermedades que afectan a un gran porcentaje de la población”, consideró la investigadora, quien destacó que en un momento cuando la ciencia avanza más a partir de la multidisciplina, los jóvenes “se sienten orgullosos de contribuir con su granito de arena porque están plenamente conscientes de que el individuo no es nada sin el colectivo”.


Por ello, invitó a la ciudadanía seguir la investigación que se realiza en el Laboratorio de Biomateriales del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), a través de sus redes sociales: Instagram y Facebook.


Finalmente,  afirmó que frente a la problemática que representan las enfermedades hepáticas, la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL), la Asociación de Asia y el Pacífico para el Estudio del Hígado (APASL), la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD), la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH) y la Sociedad de Enfermedades Hepáticas en África (SOLDA) piden conjuntamente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que respalde el establecimiento del 19 de abril de cada año como el Día Mundial del Hígado.


Parte del equipo de investigación, De izquierda a derecha: el estudiante Marco Antonio Urióstegui Campos, la investigadora Ana Bertha Castro Ceseña y la estudiante Gabriela Carballo López, todos del CICESE (Cortesía).


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