Importantes sectores del pueblo mexicano están empeñados en lograr la profundización de los cambios políticos en México.
Jesús Sosa Castro* / Edición: 4 Vientos
La traición y el entreguismo de los últimos dirigentes nacionales del PRD acabaron, al fin, con ese partido político en México (Imagen: Flipr Argentina).
Morena, que nació en el 2012, es el resultado de la traición y el entreguismo del PRD. A partir de entonces, los que militamos en este movimiento tenemos un importante y enorme compromiso con nuestra sociedad: ser lo que no pudieron ser los perredistas y los partidos del PRIAN.
A la vista de todos ya hay un avance económico y social sin precedentes en México. El triunfo de AMLO en el 2018, y el de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo en junio de este 2024, apenas pueden ser los prolegómenos de un futuro más prometedor.
El pueblo está echado a andar y difícilmente podrá ser detenido por quienes lloran y patalean lamiéndose las profundas heridas causadas en ellos por los mexicanos, durante sus recientes y contundentes derrotas electorales.
Alcanzar ese futuro exige una clara conciencia de lo que enfrentamos. De un gran esfuerzo unitario, con las luces necesarias para no ver sólo los elementos del poder, de los puestos y de los intereses personales o de grupo.
Tenemos que mirar hacia una transformación profunda del país.
El alma de la lucha de Morena está más allá de los puestos de elección popular o en la administración pública.
La sociedad nos está demandando cumplir nuestra palabra ofrecida públicamente y los militantes y adherentes necesitamos poner en el centro del debate, el cuerpo principal de nuestra lucha.
Si queremos el cambio verdadero, es decir un país democrático, plural y con derechos, sin oportunistas ni ladrones, tenemos que tomar medidas serias para lograr la fuerza, la organización, la unidad y las políticas acertadas que nos ayuden a profundizar la transformación de la nación.
"Nuestras bases deben darse tiempo para organizar desde abajo, estudiar, conocer y difundir su proyecto político" (Imagen: Expansión).
Lo que hoy se ve y se hace todavía tiene poco que ver con estas necesidades apremiantes de la mayoría de los ciudadanos.
Nuestras bases deben darse tiempo para organizar desde abajo, estudiar, conocer y difundir su proyecto político, sus documentos básicos, así como exigir y practicar el derecho a la autodeterminación.
Igualmente se debe impedir que todo venga desde arriba. Si no hay discusión y análisis de lo que pasa en el país, difícilmente podremos entender los grandes y complejos problemas que lastran a México.
Aun cuando la oligarquía ya está boca bajeada y en fase de locura, no está totalmente derrotada. Por eso es necesario abrir espacio al estudio, a la organización, a la unidad y a la acción. Eso ayudará a evitar hacer endebles y vulnerables los objetivos que busca el segundo piso de la cuarta transformación.
La burguesía y sus partidos satélites aún tienen los recursos económicos y los medios convencionales de su parte para hacer fraudes, para controlar la inconformidad y la irritación de la gente. Están intentando impedir reformas a las leyes y a la constitución para seguir dominando la escena política y social.
Por eso, la organización y la formación de nuestras estructuras básicas deben acelerar el paso y no caer solo en el activismo permanente, olvidando la cultura política, la unidad y la organización.
Tenemos tiempo para cambiar el rumbo de nuestro trabajo, promover seriamente el estudio y la reflexión, ligarnos a los movimientos sociales en resistencia y estar listos para luchar en todos los frentes.
¡Desde arriba y desde abajo!
* Jesús Sosa Castro es un activista social de la Ciudad de México. Articulista y colaborador en diversos medios impresos y digitales. Fue miembro del Partido Comunista Mexicano y de todas las organizaciones político-electorales que de él se desprendieron.
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