Las diferencias entre judaísmo y sionismo; la división entre identidad cultural y fanatismo nacionalista
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- 5 jul
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Actualizado: 13 jul
Vivimos sepultados bajo una montaña de mentiras. Contrariamente a lo que nos han hecho creer, no existe simetría semántica entre “judío” y “sionista”; ni todos los judíos son sionistas ni todos los sionistas son judíos.
Esteban Cabal* / Diario Red** / Edición 4 Vientos

De hecho, muchos judíos son anti sionistas y actualmente la mayoría de los sionistas no son judíos.
También existe la falsa creencia de que los judíos son una raza y que todos los judíos profesan la fe judaica.
Los judíos no son una raza, tampoco una religión.
No necesariamente profesan la fe judaica, muchos son ateos, agnósticos, budistas, cristianos, o de otras creencias religiosas. Solo tienen en común una identidad cultural.
Y el sionismo es una ideología, un movimiento político nacionalista promovido por judíos seculares (no religiosos), surgido en 1897, que defendía el establecimiento de un Estado judío en Israel, “la tierra prometida” del relato bíblico.
Por eso es necesario que aclaremos estos conceptos.

EL SIONISMO
El fundador de este proyecto colonial, Theodor Herzl, hablaba del establecimiento del Gran Israel, un “hogar común” para los judíos diseminados por el mundo, un Estado-Nación que abarcaría "desde el arroyo de Egipto [el Nilo] hasta el Éufrates".
Ese “Gran Israel” no solo incluiría al actual Estado de Israel sino también parte de Egipto, parte de Arabia Saudita, todo el Líbano y Jordania, casi toda Siria, la mitad de Irak y hasta un trocito de Turquía.
Aunque muchos sionistas aun sueñan con el Gran Israel, la Organización Sionista Mundial considera alcanzado su objetivo en 1948 con la creación del Estado de Israel.
Desde entonces, el movimiento sionista ha sufrido una gran transformación. El sionismo ideológico ya no es algo que solo concierne a los judíos, y tampoco se trata de una religión ya que la mayoría de los sionistas no son judíos ni profesan la fe judaica.
El sionismo actualmente constituye un entramado político-económico liderado por una elite oligárquica de banqueros internacionales y grandes industriales, apoyado por los países occidentales y las casas reales europeas.
En sus orígenes los judíos eran los grandes protagonistas del movimiento sionista, pero actualmente son muy minoritarios ya que la base social del sionismo ideológico ha cambiado sustancialmente y hoy, por paradójico que pueda parecer, son mayoritariamente cristianos evangelistas.
Muchos de ellos residen en países latinoamericanos donde la Iglesia Católica era hegemónica hasta que emergió con fuerza la Teología de la Liberación, de clara orientación izquierdista, y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense implementó con éxito un plan para desprestigiar el catolicismo y promover las iglesias evangélicas y similares.
El sionismo es un monstruo de tres cabezas: Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.
Se trata de un sistema anglosajón de dominación mundial, de prolongación del poder colonial del imperio británico bajo otras formas.
Su poder reside en el control privado de la emisión de moneda a través de los Bancos Centrales (como la Reserva Federal, que no pertenece al gobierno sino a la banca privada) y del Banco de Pagos Internacionales con sede en Basilea, el Banco Central de los Bancos Centrales.
Así, el sionismo es una sofisticada herramienta de la oligarquía financiera de occidente para llevar a cabo su hoja de ruta. Su verdadero enemigo siempre fue Rusia, y ahora también lo es China.
Desde su creación, el lobby sionista ha implementado su poder gracias a:
1.- La Declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917, en la que se anunciaba el apoyo británico al establecimiento de un «hogar nacional» para el pueblo judío en Palestina. 2.- La primera y la segunda Guerra Mundial. 3.- El sistema de banca fraccionaria. 4.- La creación del Estado de Israel en 1948.
5.- Los acuerdos de Bretton Woods que convirtieron el dólar en la moneda de reserva internacional. 6.- La supresión del patrón oro en 1971. 7.- El establecimiento del petrodólar en 1973. 8.- La globalización económica a partir de los años 70.
9.- El mercado de futuros financieros a partir de los años 70 que consiste en la realización de contratos de compra o venta de ciertas materias en una fecha futura, pactando en el presente el precio, la cantidad y la fecha de vencimiento.
10.- El control de la información y la colonización cultural (a través de los Mass Media, agencias como Reuters, la industria cinematográfica de Holywood, etcétera). 11.- El control del mercado negro (drogas, armas, prostitución…). 12.- El control y la manipulación de algunos partidos políticos, movimientos sociales o religiosos, sectas y sociedades secretas.
13.- La supremacía militar y tecnológica. 14.- Los servicios de inteligencia (CIA, MI6, Mossad). 15.- Think Thanks como el Instituto Tavistock y la Corporación Rand.
16.- Instituciones académicas como las universidades de Yale, Oxford, Harvard, el MIT de Massachussets, la London School of Económics, estamentos científicos, etcétera. 17.- La creación de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el euro.
El sionismo ejerce su influencia a través de instituciones transnacionales, tratados internacionales de comercio, bancos privados y aseguradoras, megacorporaciones industriales, fondos de inversión como Vanguard y Blackrok, las casas reales europeas, grandes lobbys privados como el CFR en EEUU, el RIIA en Inglaterra, la Mesa Redonda de los Industriales en la UE, el Club Bilderberg, la Trilateral, entre otras tácticas.
Pese a todo, su inmenso poder no es omnímodo ni siquiera en occidente.
El lobby sionista planifica a muy largo plazo, pero a menudo sus planes fracasan, sus estrategias no son acertadas, subestiman a sus enemigos, se estrellan contra factores imponderables y sus políticas tienen efectos colaterales que no habían previsto, como el surgimiento de países emergentes gracias a la globalización.
Pruebas concretas de esto es que Bretton Woods ha muerto, el sistema del Petrodólar ha caducado, la globalización ha fracasado y el sistema financiero está al borde del colapso porque es insostenible, en una especie de esquema Ponzi piramidal.
Han perdido también la supremacía militar y tecnológica. Y tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y de la Unión Soviética en 1991, el mundo no ha resultado unipolar como habían pronosticado.
La formación de los BRICS es la prueba palpable de ello.

EL PODER NUCLEAR
Pese a todas las apariencias, los Estados Nación no son países soberanos. Y sobre todo no lo son aquellos que carecen de poder de disuasión; es decir, de armamento nuclear.
Actualmente sólo nueve países tienen bombas atómicas y, gracias a ello, esas naciones no pueden ser atacadas sin riesgo de provocar una hecatombe nuclear.
El lobby sionista solo controla cuatro de esos países:
Estados Unidos con 5.225 ojivas nucleares. Reino Unido (225 ojivas). Francia (290 ojivas). Israel (90 ojivas).
Los otros cinco Estados son: la Federación Rusa con 5.580 ojivas. República Popular China (600 ojivas). India (172 ojivas). Pakistán (90 ojivas). Y Corea del Norte (50 ojivas).
Estas son las reservas mundiales estimadas de armamento nuclear.
Suponiendo que estas estimaciones sean acertadas y que Irán no posea ya un arsenal atómico, podríamos decir que el lobby sionista controla 5.830 ojivas nucleares frente a las 6.492 que escapan a su intervención.
Los países orientales poseen 662 bombas atómicas más que los países occidentales, lo que significa que el poder se desplaza hacia el Oriente.
Lo podemos identificar de forma resumida al afirmar que el polo occidental ha perdido ya, o está perdiendo, la hegemonía en múltiples planos: Nuclear. Armamentístico. Económico. Tecnológico. Territorial. Industrial. Comercial. Cultural.
Este hecho, fácilmente constatable atendiendo a los indicadores, está teniendo múltiples consecuencias que se ven reflejadas en acontecimientos como la guerra en Oriente Medio, o como el progresivo vaciamiento o desmantelamiento de instituciones que parecían inamovibles, como la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Es evidente que el poder se está desplazando hacia el Oriente y que Europa tiene un papel cada vez más pequeño en el tablero geopolítico.
Así, estamos asistiendo al desmoronamiento del orden mundial nacido en 1944 con el tratado de Bretton Woods. Y puede además que estemos asistiendo a los estertores del capitalismo financiero.
En este contexto, el sueño sionista se desvanece cada vez más; su viabilidad está en entredicho tras la guerra ilegal de Estados Unidos e Israel contra Irán y del genocidio de Gaza. Un genocidio extremadamente cruento contra el que se han movilizado millones de personas en todos los países del mundo, ante la pasividad negligente de la comunidad internacional.
El relato sionista que pretendía justificar el genocidio como respuesta a las acciones armadas de la resistencia palestina, llevadas a cabo el 7 de octubre de 2023 en territorios ocupados por colonos judíos, no ha convencido a nadie.
Francesca Albanese, relatora de la ONU, dijo muy acertadamente que “las víctimas del 7 de octubre de 2023 no fueron asesinadas por su judaísmo, sino en respuesta a la opresión de Israel”.
El sionismo es hoy una ideología del odio, una forma de supremacismo y racismo tal y como lo reconociera la resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU, el 10 de noviembre de 1975, que equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular, llamando a su eliminación.

LOS JUDÍOS
Muchos judíos no son sionistas, nunca lo fueron. Y cada vez hay más judíos anti sionistas dentro y fuera de Israel.
Tampoco son necesariamente semitas. El 80% son Askenazí, caucásicos que provienen de Centroeuropa y Rusia, o descendientes de jázaros turcos convertidos al judaísmo en el siglo VIII, en la edad media.
Po otra parte, los falashas son negros, de origen etíope. Israel los reconoció oficialmente como judíos auténticos en 1975. Y solo los judíos sefardíes (expulsados de España por los Reyes Católicos) y los mizraji (orientales), muy minoritarios en la actualidad, podrían considerarse realmente semitas.
Los judíos representan un 0,2% de la población mundial. No existe un censo oficial, aunque hay censos elaborados por comunidades judías reconocidas en distintos países.
Según estimaciones hay 15.700.000 judíos en el mundo, 7.000.000 viven en Israel, 5.200.000 en Estados Unidos, 400.000 en Francia, 272.000 en el Reino Unido, 260.000 en Ucrania, 175.000 en Argentina, 145.000 en Rusia, 145.000 en Canadá, 95.000 en Australia, 91.000 en Brasil, 50.000 en Sudáfrica, 45.000 en España, y el resto, menos de 2.000.000, en otros países.
¿Quiénes son realmente judíos? Judío es todo aquel que se considera como tal, que se identifica con la cultura y la tradición judía, normalmente porque nació en el seno de una familia judía.
Las autoridades rabínicas definen como «judío» a todo aquel que sea hijo de una mujer judía, o bien se haya convertido formalmente al judaísmo y no se haya convertido a otra religión, aunque no sea practicante, incluso si se declara ateo.
El yidis es la lengua cotidiana de comunidades jasídicas en lugares como Nueva York, Londres, Amberes, Jerusalén y Bnei Brak; pero el hebreo moderno es el idioma más hablado entre los judíos hoy en día junto con el inglés y el ruso.
El 73% de la población de Israel se considera judía; el porcentaje atribuido a la comunidad árabe, mayoritariamente anti sionista, principalmente sunitas y chiítas, es el 21%. El 6% restante pertenece a otras comunidades (drusos, cristianos, etcétera).
La mitad de los judíos, dentro y fuera de Israel, se consideran laicos, poco interesados en la religión y en las sinagogas. Luego están los tradicionalistas, cuya práctica religiosa es parcial.
También están los ortodoxos, de práctica religiosa estricta, aunque inmersos en el mundo moderno; y los ultraortodoxos o jaredíes, de práctica religiosa estricta que rechaza ciertas formas de modernidad, que son endogámicos, visten de manera específica y viven en barrios propios y excluyentes.
Este último grupo es el que más crece demográficamente. Hoy representan casi un 15% de la población judía de Israel.
Teológicamente, los ultraortodoxos consideran que el Estado de Israel solo puede establecerse tras la llegada del mesías, por lo que han sido considerados anti sionistas, pero esto es la teoría.
En la práctica, solo un reducido grupo de ultraortodoxos defienden activamente esta idea, no reconocen el Estado de Israel y salen a manifestarse con banderas palestinas. El resto suele alinearse con la derecha sionista que defiende la expansión del Estado de Israel.
En “Una aproximación a las claves del poder sionista mundial” (Rebelión, 18/06/2024), Andrés Piqueras explica que “ser anti sionista no tiene nada que ver con ser antijudío; menos aún con ser ‘antisemita’, sino oponerse a la dominación de un poder mundial a costa de los pueblos y, muy en concreto, para el caso de la entidad sionista autodenominada Israel”.
De esta forma, explica el sociólogo, antropólogo social y miembro del Observatorio Internacional de Crisis, ser anti sionista “implica enfrentar esa ideología supremacista, así como sus crímenes, el apartheid, la colonización y la exclusión que practica Israel. También su permanente agresión en todo el planeta a cualquier iniciativa o movimiento de liberación y emancipación colectiva”.
Con frecuencia se atribuye una identidad judía a líderes históricos internacionalmente conocidos, pero eso es solo una verdad a medias, cuando no una mentira descarada.
Karl Marx nació en el seno de una familia judía, pero fue criado como luterano, y se encuentra entre los pensadores ateos más notables e influyentes de la historia moderna.
La anarquista Emma Goldman nació en una familia judía ortodoxa, pero rechazó toda creencia religiosa.
En el mundo del espectáculo, Woody Allen ha hecho carrera de la tensión entre su judaísmo y la duda religiosa, siendo muy popular su frase: "No sólo no hay Dios, sino que intenta conseguir un fontanero un fin de semana".
El escritor judío estadounidense Philip Roth era un ateo declarado y se describía a sí mismo como antirreligioso.
Y finalmente, el magnate petrolero John D. Rockefeller, aunque de origen judío, fue un fiel devoto de la Iglesia Bautista.
Pero la dinastía plutocrática Rockefeller, eso sí, siempre fue sionista.
Muy al contrario al hecho de que la mayoría de los supuestos judíos ilustres fueron y son declaradamente anti sionistas.
* Esteban Cabal Riera es un escritor y político ecologista español que fue concejal con Los Verdes de 1991 hasta 1994, y desde su fundación es presidente del partido Los Verdes-Grupo Verde. Es también periodista y redactor jefe de la revista Natural. Autor del libro Gobierno Mundial, que tuvo un gran impacto en medios intelectuales. Conocido por su activismo social y político, ha liderado distintas organizaciones ecologistas, pacifistas y de solidaridad.
** Diario Red se define como un medio de comunicación que aplica una “línea editorial progresista de izquierdas, con rigor y sin miedo a la hora de señalar la corrupción mediática”. Forma parte de un proyecto multimedia de Canal Red que impulsa Pablo Iglesias Turrión, politólogo fundador del partido Podemos, vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 del gobierno de España entre 2020 y 2021.
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