La prostitución es un “sistema de violencia” que no beneficia en nada a la sociedad, especialmente a las mujeres y niñas forzadas a formar parte de este sistema explotador, criminal, manifestó Reem Alsalem, relatora especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la Violencia contra las Mujeres y las Niñas.
ONU / Inter Press* / Edición: 4 Vientos
"La prostitución no es el oficio más antiguo del mundo sino la actividad que responde a la demanda más antigua del mundo: la de un hombre que quiere acceder al cuerpo de una mujer y lo logra a cambio de un precio" (Fernández Oliver, 2007). Tampoco es una actividad económica contractual entre mujer prostituida y varón demandante sino una relación de poder y explotación sexual (Cobo, 2016)" (Imagen en kamchatka.es).
Lo dijo el pasado miércoles 2 de octubre en la Roosevelt Public Policy House de Nueva York al presentar su informe especial sobre la prostitución, en el que sostuvo que la trata es una forma de violencia contra las féminas.
El documento destacó que, en todo el mundo, la explotación de mujeres y niñas mediante la prostitución y el tráfico sexual es un problema generalizado que amenaza su seguridad y sus derechos.
“Muchos sistemas de prostitución –afirma el escrito- se basan en normas patriarcales que sitúan el abuso de poder en manos principalmente de los hombres, que son en gran medida los ‘compradores’ o los que se benefician del comercio sexual”.
También dice que las desigualdades económicas más profundas y las complejidades de las situaciones humanitarias de emergencia, no han hecho sino desplazar aún más a las mujeres y las niñas de los sistemas que las habrían protegido y empoderado.
La relatora especial enfatizó que los esfuerzos por normalizar o reconocer la prostitución como una forma de labor, como referirse a ella como “trabajo sexual”, hacen más daño al convertir en luz de gas a las mujeres que la han experimentado, y no tiene en cuenta las graves violaciones de derechos humanos que pueden ocurrir dentro del sistema, como el daño físico y psicológico que experimentan bajo este paraguas de “faena”.
Consideró que su proliferación “no ha hecho más que normalizar los actos de violencia y las actitudes perjudiciales hacia las mujeres y las niñas”, y que “las plataformas en línea que alojan material pornográfico sólo incentivan y promueven aún más estos actos y otras formas de actividades sexuales coercitivas y no consentidas”.
Igualmente destacó que, independientemente de la plataforma, de su marca o de cómo se entre en el comercio, el sistema de prostitución se basa en la mercantilización del cuerpo para someterlo a actividad física, por lo que no puede haber consentimiento.
“Tratar de fingir que existe algún tipo de consentimiento en la prostitución, que las mujeres quieren hacerlo, en realidad no tiene sentido en un contexto como el de la prostitución porque el concepto de consentimiento no es relevante cuando existen sistemas de explotación y violencia”: Reem Alsalem.
Además, cuando el término “consentimiento” se utiliza como arma, se sabe perfectamente que cualquier noción de acuerdo que puedan tener las mujeres -o al menos algunas de ellas- se obtiene mediante la coacción física, la manipulación y la violencia.
“Cuando se trata de los marcos jurídicos en torno a la prostitución, también se ponen de manifiesto las contradicciones existentes en los países sobre la letra de la ley frente a su regulación en la práctica”.
La hoy “exclavitud sexual” antes era la llamada “prostitución sagrada” y era practicada por mujeres comunes en la antigua Mesopotamia, según el relato horrorizado que de ello hizo Herodoto, viajero griego del siglo V a.c.: “Cada mujer del país, una vez en la vida, debe unirse a un extranjero en el templo de Afrodita (Ishtar). Cuando una mujer está sentada allí, debe esperar para poder regresar a su casa a que un extranjero le haya arrojado dinero en las rodillas y se haya unido a ella en el interior del tempo (…). Cuando se ha unido al hombre, está dispensada de su deber hacia la diosa y puede volver a su hogar” (Los nueve libros de la Historia) / Imagen en lacasaeditora.org).
EL RESPALDO DE LA COMINIDAD MUNDIAL
El informe se hizo público por primera vez en junio, donde se presentó al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. Más de 60 Estados miembros respaldaron el informe y sus conclusiones, entre ellos Ghana, Sudáfrica, Egipto, Noruega, Suecia, Colombia, Francia, Bangladés, India y Nigeria.
Alsalem recibió más de 300 contribuciones para el informe de múltiples partes interesadas, entre ellas grupos de la sociedad civil, académicos, expertos, responsables políticos y, lo que es más importante, mujeres de todo el mundo con experiencias vividas.
Indica que, bajo ciertos enfoques, en realidad se hace poco para desincentivar a los “compradores” u “organizadores” a la hora de participar en sistemas de prostitución.
“Criminalizar la prostitución tiene más probabilidades de castigar a las personas prostituidas mediante la persecución y el encarcelamiento, el ostracismo social e incluso nuevos abusos a manos de las fuerzas del orden”.
De hecho, destacó la relatora de Naciones Unidas, con ese enfoque, es raro que se castigue a los “compradores” o que se responsabilice a terceros.
Así, bajo el enfoque de la regulación, la prostitución legal asegura el control al Estado a través de los establecimientos comerciales y las leyes federales o nacionales, incluidas las leyes fiscales de las que se benefician, a menudo a expensas de las trabajadoras del sexo.
“La despenalización de la prostitución permite que todas las partes operen sin temor a ser perseguidas; sin embargo, esto también ha dado lugar a un aumento de la demanda y no impide que las partes explotadoras se lucren a costa de mujeres y niñas vulnerables, y las lleven al comercio sexual”: Reem Alsalem.
En su informe, Alsalem ofrece recomendaciones a los gobiernos sobre cómo pueden reconfigurar su legislación y sus políticas sobre prostitución hacia una dirección que sea más consciente de los derechos humanos y que se centre en las experiencias de las mujeres y niñas que se ven obligadas a participar.
Los gobiernos también deben tomar medidas para abordar las causas profundas de la prostitución y los factores que hacen que las mujeres y las niñas corran un mayor riesgo de caer en ella.
“La importancia de este informe radica también en sus recomendaciones, en las que la relatora especial pide a las jurisdicciones y a los Estados miembros de todo el mundo que encuentren soluciones legislativas y políticas a esta atroz violación de los derechos humanos”, afirmó Taina Bien-Aimé, directora ejecutiva de la Coalición contra la Trata de Mujeres.
Cuando se le pidió a la ejecutiva que explicara los pasos que deben dar actores internacionales como las Naciones Unidas, se refirió a la recomendación de que las agencias de la ONU adopten también un enfoque de la prostitución basado en los derechos.
Comentó que se había puesto en contacto con varias agencias de la ONU. En concreto, mantiene “conversaciones continuas” con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre su recomendación de que estos organismos realicen estudios sobre las repercusiones más amplias de la prostitución en los supervivientes, dentro de sus ámbitos de atención de la salud y el trabajo, así como comprometerse con todos los actores que trabajan en el asunto.
Asimismo, apuntó, las organizaciones no gubernamentales, como Frontline Women’s Fund y los grupos locales de la sociedad civil, desempeñan un papel importante en la denuncia de este problema.
Al respecto, Reem Alsalem reveló: “Vemos que, en los lugares de toma de decisiones, incluidos los gobiernos, los parlamentos, siempre que se discute el tema, se prepara la ley o se revisa la política; algunos tienen acceso privilegiado a estos lugares de toma de decisiones y esos pueden ser los que abogan por la plena legalización de todos los aspectos”.
Y añadió que “los que abogan por el modelo de abolición no pueden tener el mismo acceso, y eso incluye a las y los supervivientes”.
Sobrevivientes de la prostitución se manifiestan, en 2019, en la ciudad germana de Maiz, durante el III Congreso Mundial que tuvo lugar en una de las cunas del lobby proxeneta de Europa: Alemania, nación que tiene uno de los modelos legislativos más devastadores para las mujeres ya que la legalización de la prostitución desde 2002 se ha convertido en uno de los motores de la economía alemana (en 2015 los ingresos del sector alcanzaban los 14.000 millones de euros, por encima de la industria del automóvil), a costa de la esclavitud sexual de las mujeres, la mayoría de ellas inmigrantes provenientes de Europa del Este y de países del sur (Imagen en geoviolenciasexual.com).
A FAVOR DE LA ABOLICIÓN DE LA PROSTITUCIÓN
El informe se pronuncia a favor del enfoque de la abolición, también conocido como “modelo de igualdad” o “modelo nórdico”.
Según este patrón, los terceros (los “organizadores”) y los compradores son penalizados por participar en la compra y promoción del sexo, mientras que las trabajadoras del sexo no se enfrentan a persecución penal.
Así, el modelo mantiene la norma internacional sobre explotación sexual y trata de personas al penalizar a terceros, y reconoce que la mayoría de las víctimas son mujeres y niñas.
En cambio, se invierte más en vías de salida para las trabajadoras del sexo a fin de garantizarles un trabajo alternativo, estabilidad económica, vivienda y apoyo para abordar traumas e incluso el abuso de sustancias cuando sea necesario.
“Sin embargo, este enfoque podría tener sus limitaciones ya que otro informe de la Escuela de Economía de Londres (LSE, en inglés) señala que la legislación sobre comercio sexual sigue variando en los distintos países que aplican este modelo, la seguridad de las trabajadoras del sexo sigue siendo incierta y aún se enfrentan al riesgo de la vigilancia policial”.
Y en el caso de las trabajadoras del sexo inmigrantes, su condición les impide acceder a las protecciones sociales y, según las leyes de inmigración, la prostitución puede ser motivo de deportación.
“Los problemas presentes en los actuales modelos legales de prostitución reflejan algunas de las estructuras institucionales que mantienen el statu quo en el que las trabajadoras del sexo son explotadas y quedan desprotegidas”: Reporte ONU.
Al mismo tiempo, “también reflejan una cuestión cultural más amplia sobre cómo se discute y se percibe la prostitución y, más ampliamente, el sexo".
Por eso, sintetiza el documento, además de ser una violación a los derechos humanos que necesita soluciones jurídicas, se menciona muy claramente que “estamos ante una cuestión cultural”.
Sobre esto, la directora ejecutiva de la Coalición contra la Trata de Mujeres añadió que otros actos de violencia contra la mujer, como la violencia en la pareja, la violencia sexual y el acoso, se reconocen ahora como formas de abuso.
“Pero, por alguna razón, como el hecho de que en la prostitución se intercambia dinero, de algún modo se considera fuera del contexto de la violencia y la discriminación masculinas, en particular contra las mujeres y las niñas”.
* IPS es una institución internacional de comunicación cuyo eje es una agencia mundial de noticias que amplifica las voces del Sur y de la sociedad civil sobre desarrollo, globalización, derechos humanos y ambiente.
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