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Clero mexicano: El desprecio a Francisco

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    4 Vientos
  • 1 may
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Actualizado: 3 may


Distancia, frialdad y confrontación definieron la relación del papa con una de las jerarquías eclesiásticas más enriquecidas, vinculada con los grupos políticos neoliberales que gobernaron México.

 

Zósimo Camacho* / Edición: 4 Vientos



En su visita a la Ciudad de México en febrero de 2016, el papa Francisco, ante las versiones de la división interna de la Iglesia mexicana, dijo a la jerarquía eclesiástica: "Si tienen que pelear, peléense (...) No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor". Asimismo, abogó por una Iglesia transparente donde no se pierda el tiempo en "habladurías e intrigas" ni se dejen "corromper por el materialismo trivial" (Imagen: Comisión Episcopal de Pastoral para la Comunicación).
En su visita a la Ciudad de México en febrero de 2016, el papa Francisco, ante las versiones de la división interna de la Iglesia mexicana, dijo a la jerarquía eclesiástica: "Si tienen que pelear, peléense (...) No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor". Asimismo, abogó por una Iglesia transparente donde no se pierda el tiempo en "habladurías e intrigas" ni se dejen "corromper por el materialismo trivial" (Imagen: Comisión Episcopal de Pastoral para la Comunicación).

La noticia de la muerte de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco (2013-2025), fue recibida con pesar entre feligresías y comunidades eclesiales católicas de base en México. Incluso, entre sectores seculares y organizaciones laicas y de distintos signos religiosos, defensoras de los derechos de las mujeres, la diversidad sexual y los derechos humanos en general.


La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, en tres de sus cinco conferencias matutinas de la semana pasada, dedicó palabras de reconocimiento y homenaje a quien fuera el líder 266 de la Iglesia Católica.


Por su parte, el alto clero del país, aglutinado en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), abrió un Libro de Condolencias y anunció una misa en sufragio para el jesuita que falleció el 21 de abril pasado, a la edad de 88 años.


Pero más allá de las obvias lamentaciones y el cumplimiento estricto de los protocolos de despedida al líder religioso, nada organizó la CEM. Contrasta su actitud con la observada luego de la muerte del papa Juan Pablo II (1978-2005), para quien dispuso y ordenó ceremonias y homenajes en las parroquias y templos de todo el país.

 

En su mensaje de tres escuetos párrafos para informar del fallecimiento del sumo pontífice, la CEM resumió que Francisco “tocó innumerables corazones con su humildad, su amor por los pobres, y su incansable llamado a la misericordia, la fraternidad y el cuidado de la creación”.


Así, el comunicado de la CEM recoge tres puntos que dieron origen al distanciamiento de Francisco con el clero mexicano: la humildad, la opción por los pobres y la defensa de la naturaleza, que contrastan con quienes dominaron las estructuras clericales de México desde el salinismo: lujos, opción por los ricos y justificación de la depredación de los ecosistemas.


Otras cuestiones también serían insalvables entre Francisco y el alto clero mexicano.


Mientras el papa pidió perdón a los pueblos originarios, criticó la desigualdad y defendió a los migrantes, los gobernantes de la Iglesia Católica en el país cerraron espacios de formación clerical en comunidades indígenas, como el Seminario Regional del Sureste (Seresure), abrazaron el neoliberalismo e ignoraron el drama de las familias migrantes.


Y es que, a pesar de la irremediablemente lenta renovación de la Iglesia en México, iniciada por Francisco, la estructura clerical mexicana sigue dominada por “los neoliberales”. La explicación es de Elio Masferrer Kan, doctor en Antropología por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), del cual es investigador emérito.

 

Con una trayectoria de 50 años de estudio de las relaciones entre religión y política, así como los sistemas religiosos contemporáneos, Masferrer Kan señala que gran parte de la estructura de la Iglesia Católica mexicana sigue respondiendo al pacto que concluyeron en su momento el pontífice Juan Pablo Segundo y el presidente de México Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).


El diálogo entre México y El Vaticano había iniciado desde el sexenio de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) y el pontificado de Pablo VI (1963-1978), explica el autor, entre otras obras, de Lo religioso dentro de lo político (Araucaria, 2018) y Religión, Poder y Cultura (Araucaria, 2013).



El Vaticano ultraconservador y su injerencia en el México neoliberal y corrupto del Prian: En 1974, el presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez fue el primer jefe del estado mexicano en visitar la Santa Sede. En 1979, el papa Juan Pablo II fue el primer papa en visitar México.​ En 1992, después de más de 130 años, el gobierno mexicano restableció las relaciones diplomáticas de manera formal con la Santa Sede y restauró los derechos civiles a la Iglesia Católica en México (Imagen: diario Excélsior).
El Vaticano ultraconservador y su injerencia en el México neoliberal y corrupto del Prian: En 1974, el presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez fue el primer jefe del estado mexicano en visitar la Santa Sede. En 1979, el papa Juan Pablo II fue el primer papa en visitar México.​ En 1992, después de más de 130 años, el gobierno mexicano restableció las relaciones diplomáticas de manera formal con la Santa Sede y restauró los derechos civiles a la Iglesia Católica en México (Imagen: diario Excélsior).

La conclusión de las negociaciones, con Salinas y Juan Pablo II, no se limitó a restablecer las relaciones entre ambos Estados, interrumpidas desde la Revolución Mexicana, sino concretó una alianza de apoyo mutuo entre los neoliberales de ambas naciones.


Fueron desplazados los sacerdotes y ministros de otras tendencias ideológicas y pastorales y “van poniendo obispos neoliberales”, más cercanos incluso al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que al derechista católico Partido Acción Nacional (/PAN), explica Masferrer Kan.


“Hay una especie de priización del Episcopado Mexicano”, afirmó.


La llegada del PAN al poder, con Vicente Fox en el año 2000, no supuso cambio alguno pues, además de neoliberal, el presidente mantenía sólidas relaciones con la Congregación de los Legionarios de Cristo, que ejercía principal influencia en el episcopado mexicano.


El nombramiento de Jorge Mario Bergoglio como obispo de Roma significó para el clero mexicano una derrota. El nuevo papa Francisco cuestionó claramente la orientación pastoral dirigida a justificar la dominación de las elites.


Las diferencias trascendieron los muros de la curia romana y el prelado mexicano.


Quedaron expuestas, a la vista del mundo, durante el viaje apostólico de Francisco a México en febrero de 2016. El día 13 espetó ante un clero, entonces mayoritariamente integrado por obispos nombrados por Juan Pablo II, un discurso que se popularizó como “el jalón de orejas”.


El papa dijo al episcopado mexicano:

 


“No le tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los ‘carros y caballos’ de los faraones actuales […].” 


Famosos eran los obispos que jugaban golf y conducían autos de lujo, como el entonces obispo emérito de Ecatepec, Estado de México, Onésimo Cepeda; persecutores intolerantes de las comunidades de la diversidad sexual, como Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo emérito de Guadalajara, Jalisco; u operadores políticos de la derecha neoliberal, además acusados de encubrir pederastas, como en ese tiempo el propio arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera.


Encima, reciente se encontraba el escándalo del fundador y líder de la poderosa Congregación de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, tratado durante gran parte de su vida como “casi santo”.



¿Quién fue Marcial Maciel? Video en Youtube, canal LeanRiccio.

Al final de sus días y, sobre todo, luego de su muerte, llamado “falso profeta” y “monstruo”.


La orden no pudo ocultar la doble vida de Maciel y otros altos dirigentes de la orden. En 2014 El Vaticano debió emitir una posición crítica:



“[…] queremos expresar nuestro hondo pesar por el abuso de seminaristas menores de edad, los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos y el haber presentado como propios escritos publicados por terceros […]. 


La propia orden, vinculada a las elites mexicanas y protegida por el pontificado de Juan Pablo II, reconocería en marzo de 2021 que 27 sacerdotes cometieron abusos sexuales contra 170 víctimas de México, Estados Unidos, España, Brasil, Italia, Chile, Colombia y Venezuela. Entre los perpetradores se encontraba Marcial Maciel.


 Otros delitos cometidos por la orden son operaciones con recursos de procedencia ilícita, conocido como lavado de dinero, y evasión de impuestos.


La otra poderosa orden fundada en México, vinculada a las elites políticas y empresariales mexicana y española, es la Prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei.


Fue acotada por Francisco en 2022, luego de décadas de acusaciones de secretismo, crear una “iglesia dentro de la iglesia” y de apoyar gobiernos autoritarios. El líder de esta prelatura ya no puede alcanzar la orden de obispo y debe estar sujeto a la supervisión del Dicasterio de Roma.


En la formación de Francisco pesó lo que le tocó vivir en Argentina en la época del Plan Cóndor, explica Valeriano Ramírez, doctor en Estudios Políticos y Sociales. La represión de la dictadura militar de Jorge Rafael Videla (1976-1981) le forjó una conciencia “si no a favor de los pobres, sí de los desaparecidos y los derechos humanos”.


De ahí su posición pastoral y política tan distinta a la de los obispos mexicanos nombrados por Juan Pablo II, observa el investigador adscrito al Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Francisco quiso encontrar aliados pastorales en tierras mexicanas. “¿Cuál es el problema que tiene el Papa Francisco?”, pregunta Masferrer Kan. “Que casi no hay sacerdotes en México que estén en su línea”, se responde. “Los corrieron a todos. No le dejaron opciones”.


No es que faltaran vocaciones que siguieran las tradiciones de obispos como Samuel Ruiz, llamado Tatik, o caminante, por los pueblos indígenas, o Sergio Méndez Arceo, de la teología de la liberación, sino que “los corrieron de los seminarios: los cansaron, los aburrieron, los expulsaron, los dieron de baja”, advierte Masferrer Kan.



El obispo Raúl Vera López, último representante en México de la Teología de la Liberación y de la Iglesia de los Pobres, manifestó lo siguiente tras la muerte del papa Francisco: "Denunció la injusticia, la desigualdad, el capitalismo feroz y el consumismo depredador (...) Deja un gran legado de honestidad y apertura, para una iglesia más espiritual y menos dogmática (...) Su agenda y la mía se parecieron mucho al tratar de estar cerca de personas migrantes, obreras, campesinas, privadas de la libertad y víctimas en general". Por eso, y mucho más, la jerarquía eclesiástica mexicana lo marginó (Imagen: Cuartoscuro).
El obispo Raúl Vera López, último representante en México de la Teología de la Liberación y de la Iglesia de los Pobres, manifestó lo siguiente tras la muerte del papa Francisco: "Denunció la injusticia, la desigualdad, el capitalismo feroz y el consumismo depredador (...) Deja un gran legado de honestidad y apertura, para una iglesia más espiritual y menos dogmática (...) Su agenda y la mía se parecieron mucho al tratar de estar cerca de personas migrantes, obreras, campesinas, privadas de la libertad y víctimas en general". Por eso, y mucho más, la jerarquía eclesiástica mexicana lo marginó (Imagen: Cuartoscuro).

Y quienes resistieron, como el obispo Raúl Vera López, quedaron aislados. Muchos sacerdotes y seminaristas prefirieron fundar y participar en organismos de defensa de los derechos humanos.


Durante su pontificado, Francisco nombró 69 obispos titulares y 23 obispos auxiliares de los 88 y 25, respectivamente, que hoy están en funciones en México. Es decir, ya son mayoría. Pero tuvo que nombrar entre grupos que no le son afines, pues no había muchas opciones.


“Francisco ha estado designando obispos de entre las órdenes y congregaciones religiosas en México para poder tener un clero más cercano a sus posiciones, pero el clero diocesano no le acompaña. Y además no tiene gente”, explica Masferrer Kan.


“Muy lentamente, con los obispos que se van jubilando, va poniendo discretamente a obispos, en algunos casos, que están en otra línea, que vienen de órdenes y congregaciones religiosas, como los franciscanos. Pero tampoco están todos de su lado”, agrega.


“Evidentemente, la mayoría del clero mexicano no lo acompaña en su proyecto”.


La inconsistencia del episcopado designado por Francisco se refleja en el jesuita Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México. Pablo Moctezuma Barragán, autor entre otros libros de Los orígenes del PAN (Ehécatl, 2003), destaca del personaje su gusto por los lujos y la frivolidad: “Hasta se maquilla y se depila las cejas”, observa.


Peor aún, se trata de un clérigo muy cercano a los expresidentes Enrique Peña Nieto (2012-2018) y Felipe Calderón (2006-2012).


“Él llevó a Peña Nieto con el papa Benedicto XVI para pedirle la bendición para casarse con Angélica Rivera. Y estuvo muy de acuerdo con toda la guerra de Calderón. No es un perfil que fuera a simpatizar con Francisco”, indica Moctezuma Barragán.


Tal desafecto del clero mexicano se refleja también, a decir de Elio Masferrer, en que ni siquiera difundieron con seriedad las encíclicas del papa. Particularmente dos, que resultaron muy críticas del modo de producción capitalista: Laudato Si’, que critica la destrucción de la naturaleza, y Fratelli Tutti, contra el egoísmo, el autoritarismo y la discriminación.


Los obispos mexicanos “no le han dado ningún movimiento a las Encíclicas. Simplemente escuchan. Le dijeron: ‘Sí, sí, sí, claro, por supuesto’. Pero no lo acataron”.



L'Osservatore Romano, el periódico del Vaticano, publicó un titular de primera plana sobre la encíclica del Papa Francisco, "Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social". Los voluntarios distribuyeron copias gratuitas al final de la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 4 de octubre de 2020. (Foto CNS/ IPA/SIPA USA, Reuters).
L'Osservatore Romano, el periódico del Vaticano, publicó un titular de primera plana sobre la encíclica del Papa Francisco, "Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social". Los voluntarios distribuyeron copias gratuitas al final de la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 4 de octubre de 2020. (Foto CNS/ IPA/SIPA USA, Reuters).

Para Pablo Moctezuma Barragán, politólogo, historiador y economista, no podía esperarse realmente una transformación de la Iglesia con un papa como Francisco.



“Trató de hacer todo lo posible por flexibilizarse en ciertos temas, que a nivel mundial ya están muy reconocidos, como los derechos de la mujer, de la diversidad sexual, del derecho al aborto. Fue flexible, amable, aunque de fondo no hizo ningún cambio estructural”. 

(Pablo Moctezuma Barragán).



Considera que la Iglesia es un aparato tan obsoleto que no puede procesar los cambios sociales. Por ello, resultaría imposible un cambio de fondo. Y luego está la propia personalidad de Francisco, que si bien, reconocía las injusticias, nunca llegó a plantear realmente la equidad entre mujeres y hombres dentro de la Iglesia, por ejemplo.


Sobre la imposibilidad de una reforma real a la Iglesia, ejemplifica con la manera en que se elige al jerarca. En una comunidad de fieles de más de mil millones de personas, apenas participan 135 hombres mayores de 65 años.


“De entrada, quedan excluidas las mujeres”.


Elio Masferrer Kan señala que la Iglesia Católica Mexicana sigue siendo una de las más ricas del orbe. Pero, advierte, ya no cuenta con el mismo poder que hace 5 años. De manera constante pierde presencia en la sociedad, tanto en las clases altas como en las bajas.


En los sectores populares, la Iglesia Católica mexicana ha perdido feligreses frente a las nuevas iglesias protestantes pentecostales. Y también, pierde entre las élites:


“Ya las clases altas no bautizan a sus hijos, no se casan por Iglesia. Están en los rollos New Age, Neobudistas, energéticos, se van a hacer talleres de desarrollo personal a Cancún o Tulum”.


Por ello, el futuro de la Iglesia Católica sólo puede transitar por el sendero que abrió Francisco, considera Valeriano Ramírez.


Investigador de los grupos de poder en México, señala que la viabilidad de esta institución pasa por reconectar con los pueblos del mundo y recuperar feligresía.


Tal faena sólo podría lograrse si vuelve la mirada a los migrantes, las mujeres, lo pobres, los indígenas, los derechos humanos y la naturaleza. Por ello, Francisco nombró pocos cardenales estadunidenses, europeos y mexicanos.


Nombró más “africanos, asiáticos y de otras latitudes. Ya no hay ahora una preponderancia norteamericana, italiana o incluso europea. Hoy esos cardenales se convierten en electores y se convierten en elegibles” (Diario Red). 



* Zósimo Camacho es un reportero con 22 años de experiencia en el periodismo de investigación y la generación de contenidos editoriales. Excelente redactor y líder en la coordinación de investigaciones periodísticas. Premio América Latina y los Objetivos del Milenio 2007, entregado por la agencia Inter Press Service y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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